El ser humano, a través de la historia, se ha caracterizado por la oposición a los cambios -aún y cuando sean para su beneficio-, consecuencia de la estabilidad, estatismo, miedo, contraposición de intereses y el conservadurismo. Ejemplo de ello, cuando durante la época de la revolución industrial y el desarrollo inmenso que vino a significarle a la Humanidad la potencialización de las máquinas, hubo oposición por un grupo de artesanos ingleses, quienes, de manera irracional, optaban por destruirlas, sabotearlas y quemarlas (ludismo). Sin embargo, esto no paró el desarrollo normal de la historia industrial del maquinismo.
Algo parecido está sucediendo en muchas empresas públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales, en donde a pesar de que en los casos en que el teletrabajo es posible y ha demostrado ser beneficioso tanto para las personas trabajadoras (conciliación familiar y satisfacción personal) como para los empresarios (reducción de costes, eficiencia y eficacia en la producción), muchas están reculando so pretexto de la pérdida de identidad y sociabilidad del conglomerado laboral.
Pero detrás de esto puede ser que haya otro tipo de intereses, pues racionalmente no se entiende este retroceso (a no ser que la espiral de los antecedentes históricos se esté repitiendo), por cuanto, si fuera la pérdida de identidad, eso se puede prevenir mediante distintos tipos de actividades sociolaborales, no hay que ser tan imaginativos, todo está inventando para el clima organizacional de una empresa.
En un intento por obstaculizar el desarrollo del teletrabajo, vuelve un conglomerado político de Inglaterra a presionar por el retorno normal a las oficinas, consecuencia de que se está preparando por parte del actual gobierno, según el medio digital Xataka, una reforma laboral para incluir mejoras en los temas de desconexión, el derecho a pedir el teletrabajo siempre y cuando sea posible, flexibilización de jornadas y conciliación familiar, lo cual, como ha referido su secretario de Estado para negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido, Jonathan Reynolds, va a mejorar la productividad y flexibilidad que se necesita, para seguir avanzando, ya que: “Los buenos empleadores entienden que su fuerza laboral, para mantenerlos motivados y resistentes, necesitan juzgar a las personas por los resultados y no por una cultura de presentismo”.
Sin obviar el hecho de que la alternativa de teletrabajar viene a ampliar la oportunidad de contar con más trabajadores de zonas remotas del país y así abordar con inclusión el tema del desempleo de estos lugares marginales, consecuencia de la territorialidad. Es que según, Firmafy: “(…) eso, posibilita la repoblación de las zonas rurales. Hay trabajadores que quieren huir de la ciudad y vivir en zonas alejadas y más tranquilas”, con el consecuente desarrollo económico que viene a significar para las poblaciones fuera de la GAM.
Definitivamente, si como civilización no se recapacita, racionaliza, se está condenado a repetir los fracasos de la historia. Los resilientes son los llamados a subsistir y sacar provecho de las nuevas oportunidades que depara la tecnología, dentro de una aplicación racional, proporcional y humana, como se requiere dentro del campo de las relaciones laborales.