Los heredianos están sobreexpuestos al ruido vehicular.
Así lo señala una investigación realizada por Valeria Leitón y Melissa Solórzano, graduadas de la Licenciatura en Ingeniería en Gestión Ambiental de la Universidad Nacional (UNA).
De acuerdo con el informe de monitoreo y control de ruido, el mapa acústico revela que el casco central de Heredia presenta altos niveles de ruido en el 90% de su superficie y uno de los puntos más críticos es las cercanías de la UNA.
Incluso, a pesar de las restricciones vehiculares nocturnas implementadas durante la pandemia covid-19, los niveles de ruido superaron los límites recomendados tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por la reglamentación nacional, tanto en el período diurno como nocturno.
“Los altos niveles de ruido en el casco central de Heredia, al igual que en otras zonas urbanas, representan un riesgo para la salud de las personas, debido a sus efectos negativos, como trastornos del sueño, problemas cardiovasculares, estrés, aumento de la presión arterial, ansiedad, disminución de la productividad laboral y del aprendizaje, entre otros”, señalaron.
Las expertas indicaron que la inclusión de espacios naturales en la planificación urbana, como áreas verdes, parques, jardines y bulevares, que pueden actuar como barreras naturales para absorber y amortiguar el sonido.
\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\”Se debe analizar el tamaño y la ubicación adecuada de estos espacios para maximizar su efecto en la reducción de la contaminación por ruido. La vegetación con árboles y arbustos no solo tiene un impacto positivo en la reducción del ruido; también trae beneficios como la disminución de la temperatura urbana, la promoción de la biodiversidad y la mejora de la salud mental y física de las personas, lo que en consecuencia mejora su calidad de vida”, indicaron las estudiantes.