Colgarse de un servicio sin pagar es una realidad en algunos barrios capitalinos. Es más común en el caso de la televisión por cable o la electricidad, pero ocurre también con el agua.
Esto es lo que el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) califica como agua no contabilizada. Se trata de la conexión ilegal de una serie de tuberías a una sola toma.
El robo del recurso hídrico se presenta principalmente en asentamientos del Gran Área Metropolitana (GAM).
“Ahí no facturan. Lamentablemente se ha permitido el desarrollo de ese tipo de urbanizaciones. Hay gente que necesita vivir en algún lado, tenemos que darle agua, quitársela no es una solución”, declaró Juan Manuel Quesada, presidente ejecutivo de AyA.
El funcionario asegura que personas desconocidas se las ingenian para conectar tuberías en puntos donde no está el medidor y así no pueden conocer cuánto utilizan cada mes.
“Hay un vecino que tiene un medidor y se conectan los demás, pagan entre todos u otros no lo hacen. La toma no se da en el medidor, sino dentro de la infraestructura. Son las famosas tomas ilegales”, explicó.
MANOS ATADAS
El AyA acepta que no puede llegar a cerrar las tuberías debido a que el acceso al agua es un derecho y agravaría sus problemas sociales.
“Quitar el agua en estos lugares no solo es un problema social, sino un tema de salud pública porque ahí vive muchísima gente. Ahí podemos decir que hay un servicio solidario, todos los costarricenses estamos pagando por esa agua no contabilizada, que son, por decirle así, pérdidas de agua. La está usando gente necesitada”, agregó.
Según el Instituto, el 57% del recurso que se distribuye a través del acueducto para los usuarios se convierte en agua no contabilizada, la mayoría de las veces por fugas, lo cual corresponde a un 30%.
En AyA son enfáticos en que les gustaría cobrar lo justo por el agua, sin embargo, hasta que no haya una buena planificación institucional no podrán ponerlo en marcha.
“Esa agua puede tener varios destinos: una se pierde en fugas, otra es la que se suministra a precarios, donde no hay medición. Lamentablemente no podemos llegar y quitarles el agua”, dijo Quesada.
“No estoy diciendo que es barata y hay que cobrar más, hay que tener claro cuál es el verdadero valor que tiene el servicio de agua, las obras que implican hacer de forma responsable, no podemos estar pasándole la factura a la gente de cosas que se planifican mal o no se ejecutan, con recursos empantanados”, argumentó.
DIARIO EXTRA visitó una de estas comunidades para conversar con sus pobladores, varios de ellos reconocieron conocer tomas ilegales, lo cual genera cierta molestia porque muchos sí están pagando el recibo cada mes.
“Acá eso (tomas ilegales) sobra. Detrás de mi casa lo he visto, personas que conectan tubos para tener agua y no pagan nada. El AyA debería investigar o hacer algo porque uno sí paga. A veces llega altísimo el recibo y los demás como si nada”, dijo una vecina que prefirió el anonimato.