En Costa Rica, tenemos una tradición agropecuaria de más de doscientos años, por lo que en la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA) consideramos que la agricultura, al igual que la educación y la salud, son pilares fundamentales en el desarrollo de nuestro país.
Parece absurdo entonces dejar la alimentación de los costarricenses a los vaivenes de los mercados internacionales y los oligopolios alimentarios, especialmente en un país como el nuestro que tiene condiciones de clima, suelo y agua apropiados para la actividad agropecuaria y aproximadamente 1,7 millones de hectáreas de terreno dedicados a estas actividades, generando de forma directa e indirecta empleo para un 30% de la población rural.
La mal llamada Ruta del Arroz, las reducciones arancelarias unilaterales injustificadas, el ataque a las organizaciones gremiales y a sus líderes, las dificultades para desarrollar un eficiente y eficaz registro de agroquímicos, la tesitura de continuar con la adhesión de Costa Rica a la Alianza del Pacífico y la política cambiaria del Banco Central son todas manifestaciones de un sesgo antiagrícola que se encaminan a desaparecer al sector agropecuario costarricense. Es por ello que, desde de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria, luchamos constantemente para revertir estos procesos y hacer ver el valor estratégico de la agricultura en la seguridad alimentaria del costarricense con una visión de futuro.
No es menos relevante el hecho de que Costa Rica en los últimos 30 años ha generado una sólida plataforma de Comercio Exterior con la firma de 16 acuerdos comerciales vigentes, cuatro acuerdos comerciales en proceso y 16 acuerdos de inversión como herramienta para el crecimiento económico, la creación de empleos, la competitividad y el desarrollo sostenible del país y que la actividad agroexportadora genera las divisas necesarias para importar aquellos productos que no producimos como el trigo, el maíz, la soya, maquinaria agrícola y otros insumos como los fertilizantes.
Sin embargo, parece incomprensible que, teniendo todos los factores antes mencionados a nuestro favor, no tengamos una política pública clara de apoyo a la producción de alimentos y a la seguridad alimentaria. En este sentido desde la CNAA consideramos imperativo un diálogo abierto con los agricultores, los Poderes Ejecutivo y Legislativo, así como con la academia; a fin de que, juntos definamos el modelo que debe tener el país en materia agropecuaria en los próximos 30 años.
*Presidente CNAA