El conocimiento, la experiencia y el instinto se vuelven herramientas vitales para los socorristas al momento de rescatar personas y salvar vidas cuando atienden emergencias.
Por esto y más se conoce a la Cruz Roja Costarricense como parte de sus labores de cuerpos de rescate y emergencia, sin embargo, una unidad especializada de la benemérita cuenta con especialistas acuáticos que desempeñan labores especializadas.
Se trata de los buzos, quienes constituyen una especialidad que, a pesar de que como todos los cruzrojistas tienen una función de respuesta inmediata, se han convertido en aliados de cuerpos policiales para labores de búsqueda de desaparecidos.
DIARIO EXTRA conversó con Diego Delgado, vicepresidente de la Cruz Roja Costarricense, para conocer el trabajo que realizan en la Unidad Especial de Primera Intervención (UEPI), en especial los rescatistas destacados en estas intervenciones especializadas, David Pazos y Minyar Collado.
“Es una especialización extrema que muy pocos de nuestros equipos tienen. Además de todas las especialidades que poseen, son expertos en buceo”, explicó.
A pesar de que, como muchos otros socorristas, tienen que formarse en rescate vertical, vehicular, en montaña, en zanjas y otras áreas, la especialización de estos buzos está relacionada con aguas.
Formación en corrientes rápidas, profundidades y manejo de equipo en el agua es parte de lo mínimo que deben conseguir estos socorristas antes de obtener certificaciones internacionales.
Aunque la labor inicial de estos cruzrojistas cuando atienden un llamado de emergencia es encontrar a las personas con vida y si están lesionadas darles atención lo antes posible.
Hay ocasiones específicas en que son requeridos por cuerpos policiales, especialmente en búsqueda de desaparecidos.
Recientemente participaron en labores de búsqueda del cuerpo de Emilce Soto, una mujer que desapareció en Palmar Sur, Osa, a través de la inmersión en una laguna. De igual forma, realizan rescates por ahogamiento en pozas, ríos y mar.
ENTRENAMIENTO
Estos expertos en rescate acuático deben contar con un estándar mínimo de la Cruz Roja, como los demás rescatistas, pero tras 10 años de existencia de la UEPI se han especializado en buceo.
Al principio tienen una etapa de buceo de orientación o de navegación, así como unas prácticas nocturnas, después avanzan un nivel, que es el buzo de rescate, una especialidad para auxiliar compañeros buzos y buscar víctimas.
Además, reciben capacitaciones especializadas con más énfasis en la recuperación de víctimas, en el mundo del buceo y en las diferentes profundidades.
“Los dos buzos actuales de la Unidad, con un buceo muy complejo en ríos o pozas, para rescates de víctimas, por ahogamientos, tienen en sus manos una actividad desafiante, que requiere habilidades especializadas y mucha preparación”, indicó.
También algunos voluntarios de la Cruz Roja, especialmente en Guanacaste, son buzos. Estos no son parte de la UEPI, pero los asisten en muchos casos.
RIESGOS
Como cualquier actividad de rescate de víctimas, estos buzos deben lidiar con riesgos al realizar sus labores, sin embargo, se vuelven muy particulares por el tipo de ambiente en que se desenvuelven.
La visibilidad es limitada y no es parecido a cuando se bucea en el mar, pues se meten en estanques, ríos, fosas o agua estancada, que está sucia.
Por otra parte, están expuestos a corrientes fuertes, sobre todo en pozas y ríos, además de profundidades variables, con obstáculos subacuáticos como raíces, árboles y otras estructuras que causan un riesgo de atrapamiento.
El tema fluvial y las temperaturas también dificultan la búsqueda y aumentan el riesgo de los buzos a la hora de rescatar una persona con vida o al momento de tratar de encontrar un cuerpo.
Uno de los riesgos poco pensados en estos rescates es la interacción que pueden tener con fauna, ya sea en el mar, ríos o lagunas, y una de sus principales amenazas son los cocodrilos.
“Hay todo un mecanismo, hacer un ruido en la poza. Hay varios mecanismos que ellos tienen como un estándar para evitar que los animales se acerquen, pero, por supuesto, sigue siendo un riesgo latente en todos los lugares con cuerpos de agua donde metemos a nuestros rescatistas”, añadió.
LABORES
El procedimiento habitual de atención de emergencias es que la Cruz Roja responde a un incidente espontáneo recibido generalmente a través del Sistema 911, con la intención de auxiliar a una persona y encontrarla con vida.
Esto pasa en los casos de personas que se reportan en accidentes acuáticos en el mar, ríos o pozas, así como inundaciones causadas por las lluvias, tanto en la Gran Área Metropolitana como en las zonas rurales.
Durante la época lluviosa estos rescates son frecuentes, debido a inundaciones en zonas urbanas y rurales, donde muchas personas quedan aisladas por las crecidas de ríos y las fuertes corrientes de agua.
“Nuestra función no es recuperar víctimas, siempre vamos con la idea de encontrar a una persona que no se haya ahogado, que podamos reanimarla, esa persona que se extravió en la montaña, esa persona que estuvo desaparecida por unos días y encontrarla con vida”, manifestó.
Además, en todas las ocasiones que deben desplazarse a zonas de búsqueda que incluyen internarse en la montaña, hacer escalada vertical o bajar por precipicios, deben ir acompañados por otros equipos de asistencia de la Cruz Roja.
Quienes los acompañan están pendientes de asistir sus necesidades, supervisar o auxiliar rápidamente en caso de alguna emergencia que ocurra en las labores de los buzos.
Sin embargo, en ocasiones son requeridos por la policía o el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) cuando las personas tienen varios días o semanas desaparecidas.
“Como somos especialistas, por supuesto que siempre extendemos no solo una mano solidaria y humanitaria a la familia, que es la razón por la cual nos mantenemos en una búsqueda, además por la buena relación con los cuerpos de seguridad y las otras instituciones que intervienen posteriormente al posible fallecimiento de una víctima.
A veces esta unidad pasa una semana o más días buscando una víctima”, agregó el vicepresidente de la Cruz Roja.
En promedio estos buzos especializados pueden apoyar estas labores policiales una o dos veces al mes, sin embargo, durante los últimos meses y por los recientes casos de personas desaparecidas, han tenido que participar más activamente, con incluso periodos de una o dos semanas de búsqueda.
EQUIPOS
Aunque se trata de una labor muy especializada, la Cruz Roja tiene los equipos estándar de buceo, que son las botellas, trajes húmedos y secos. Estos últimos especialmente para bajas temperaturas porque mantiene al rescatista con la temperatura óptima.
“Imagínese ponerse todo ese equipo, bajar a un sitio donde no hay ninguna visibilidad.
De verdad que dentro de las especialidades de rescate es una de las más críticas, de más alto riesgo y que demanda altísima concentración del rescatista.
Requiere instinto, experiencia, conocimiento de donde las víctimas se quedan pegadas, donde quedan en la profundidad”, acotó.
Por último, el vicepresidente de la Cruz Roja dijo que se esfuerzan por tener equipos de comunicación interna entre buzos con un casco especial que les permita comunicarse y de esta manera apoyarlos en sus labores.