Crónica de una muerte anunciada. Después de la apabullante y aparatosa derrota en las elecciones del 2022, en donde se le deja sin participación y, ni siquiera protagonismo en el ámbito de la dinámica decisoria en el rumbo de nuestro país. Para colmo de males, no tendrán acceso a la deuda política y, sí, una cantidad de acreedores cuya ecuación me da una insolvencia y bancarrota inminente. Bien podría compararse con un paciente en la UCI, intubado y, con coma inducido; me temo que no saldrá con vida. He leído en medios de comunicación que emprenden acciones en busca del punto de equilibrio en sus finanzas, hipotético y hasta utópico, cuando no cuentan con una real fuente de ingresos para hacerle frente a arreglos de pago y, ese cúmulo de deudas. Hablo de “ellos”, así, en plural, y me refiero a los dirigentes que han manejado la agrupación política y, a quienes asumieron puestos de elección popular; presidentes y fracción legislativa. Unos por ineficiencia, los otros por inoperancia, aprovechamiento y, traición de los principios y valores de su génesis, todo ello en el devenir, digamos, de la última década. Sí, ellos “cavaron su propia tumba” y, esto se refleja en escándalos de corrupción de los últimos ocho años: valga decir: Cementazo, cierre del BCAC, los huecos fiscales, la UPAD, Cochinilla, etc., y en la superficialidad de proyectos de ley emanados en la fracción legislativa, veamos; Estado Laico, crimen de odio, acoso callejero, eutanasia, condón reventado, entre otros y, que más bien parecen sketches cómicos. Si a esto le agregamos la declaración del presidente saliente, cuando dijo, siendo candidato, que se había comprometido a apoyar el aborto y, el matrimonio igualitario, pues, convirtió esos temas en su agenda de gobierno. ¡No, señores! ¿Qué es esa poquedad? Costa Rica requiere de mayor seriedad, reactivar la economía, algo que ni por asomo lograron o se propusieron; ya el soberano se pronunció y les notificó, el seis de febrero de 2022. Espero hayan tomado nota.
Claro que el estar en vías de extinción, no los exime de tener que dar cuentas. Siempre me ha inquietado, el “espantoso” despilfarro en los gastos excesivos e innecesarios en la segunda ronda de la campaña del 2014, así como las irregularidades del fideicomiso con que se financiaron. Me correspondió coordinar una comisión que acordó la Asamblea Nacional de Delegados para la investigación de esos gastos de campaña, compuesta por miembros de la Asamblea y, algunos otros militantes voluntarios. Con la ayuda de todos logramos emitir un informe final con hallazgos que, estoy seguro, deben ser investigados ya que tengo para mí que, más que despilfarro, allí puede haber habido, si no desvío de fondos, mínimo, evasión de impuestos y/o cargas sociales. No quisiera dejar este mundo, sin ver, al menos, el inicio de ese proceso; aprovechar que aún no ha prescrito y que se trata de fondos públicos. A quien interese, sugiero ver el informe.
Aspectos preocupantes que surgieron de esa investigación; para todos los efectos en los registros del TSE y de la misma agrupación política; aún hoy figura un individuo como mayor donante en especie de la historia con una suma que excede los ¢216 millones. Un presunto ardid para sorprender al TSE e inducirlo a error, reportando un gasto aproximado a ¢324 millones, siendo que la donación equivale a dos tercios del servicio y el otro tercio ¢108 millones que, supuestamente, sí cobró el servidor. Al descubrirse, las nuevas autoridades de entonces deciden reversar el gasto y excluirlo de la liquidación de deuda política, solo que además de extemporáneo fue erróneo, trasladaron la totalidad de la partida a Gastos no Redimibles, manteniendo “viva” la falsa donación. Un segundo caso, el pago por más de ¢100 millones a otro servidor, quien como el anterior, en su modalidad de trabajo, cumplía con los requisitos para considerarlos funcionarios de planta y, sujetos del régimen de seguridad social y, así como estos, una importante cantidad de funcionarios más. Igual, tengo mis dudas que cada uno individualmente, haya incluido este ingreso en la declaración de renta personal, a pesar de haber usado facturas timbradas. Mencionar, a un proveedor de signos externos, a todas luces muy informal y que, les facturó ¢321,6 millones más 13% I.V., ¢41,8 millones. Cómo quisiera saber si esta última partida fue a dar al fisco. Agregar el hecho que, una funcionaria del PAC confeccionaba las órdenes de compra e incluso las facturas para el cobro de al menos cuatro proveedores, qué clase de control cabría ahí si todo estaba dispuesto para el amaño. Es apenas una pincelada, aún hay más, pero que basta para que juzgue usted si hay que rendir cuentas, en el entendido que de todo existe evidencia fehaciente. Y si no que descanse en paz el otrora Partido Acción Ciudadana.