México. (AFP) – Salvador Rangel, un veterano obispo conocido por negociar acuerdos de paz con violentos carteles del narcotráfico en el empobrecido estado mexicano de Guerrero, se encuentra desaparecido, informó este lunes la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
La institución religiosa manifestó su “profunda consternación” por la desaparición de este obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, cuyo paradero se desconoce desde el sábado, según un comunicado de la CEM divulgado en redes sociales.
“Ante estos lamentables hechos, la CEM manifiesta su preocupación y solicita enérgicamente a las autoridades de los tres niveles de gobierno su pronta y decidida intervención” para localizarlo, señala el boletín.
La autoridad eclesiástica hace además “un respetuoso pero firme llamado a quienes mantienen en cautiverio” a monseñor Rangel “para que, en un acto de humanidad y considerando su delicado estado de salud, le permita tomar de manera adecuada y oportuna los medicamentos que requiere para su bienestar”, aunque sin dar mayores detalles sobre su enfermedad.
Rangel, un sacerdote de 78 años con experiencia en zonas de conflicto, es conocido por pacificar en 2015 la región donde se ubica la diócesis, mediante el diálogo con los jefes de bandas criminales dedicadas a la producción y tráfico de opio, amapola y marihuana.
En sus gestiones de entonces el obispo pidió a los capos cesar los homicidios y el cobro de extorsiones, así como liberar a secuestrados.
“Valió la pena. Me tocó salvar a mucha gente secuestrada. En Chilapa (…) había muertos todos los días, descuartizados, cobro de piso. Eso se detuvo”, declaró Rangel a la AFP en 2022.
En febrero pasado, junto a tres obispos, intentaron negociar una nueva tregua, que los líderes criminales rechazaron.
El presidente Andrés Manuel López Obrador saludó entonces la gestión: “Lo veo muy bien, creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz”. La CEM informó que las investigaciones sobre la desaparición de Rangel son conducidas por la fiscalía del estado de Morelos, entidad vecina de Guerrero, donde también operan los grupos criminales.
La espiral de violencia criminal que envuelve a México deja más de 450.000 muertos desde que a finales de 2006 el entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) declaró la guerra a los carteles del narcotráfico.