Una de las claves óptimas que deben cumplir los funcionarios públicos es brindar una transparente y real rendición de cuentas para que la ciudadanía tenga una mejor comprensión de las acciones que desarrollan las instituciones.
Sin embargo, hemos sido testigos de cómo el Gobierno aprovecha esos espacios para efectuar una fácil manipulación de los datos con el fin de conseguir beneficios de ellos y las dudas que van surgiendo no se aclaran como corresponde.
Una de estas acciones tiene relación con la disponibilidad de camas de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y el manejo de las dosis de la vacuna contra la Covid-19.
Durante la noche del sábado 19 de diciembre, la Caja Costarricense de Seguro Social envió un comunicado (en el día libre de los funcionarios), para alertar que el sistema hospitalario estaba a punto de colapsar.
Al día siguiente, el domingo 20, las autoridades de la institución y el ministro Daniel Salas, quien se apropia de esos instantes para meterle miedo a la población, aprovecharon para condicionar a las personas para que no salieran de sus casas y a alertar sobre la situación que estaba ocurriendo.
Eso llevó a que en la conferencia de prensa de actualización por Covid-19 efectuada en Casa Presidencial el pasado 23 de diciembre el Gobierno anunciara una serie de medidas restrictivas a partir del 31 de diciembre, las cuales incluso afectarán durante enero.
Algunas de esas medidas corresponden al retorno de la restricción vehicular por número de placas los fines de semana a partir del 9 de enero, así como la reducción en las horas cuando se puede circular del 31 de diciembre y hasta el 1º de enero, de 7 p.m. a 5 a.m.
En momentos cuando el escenario de las camas estuvo sumamente crítico, como por arte de magia apareció la gran noticia de que llegarían las primeras 10.000 dosis de la vacuna contra el nuevo coronavirus durante el fin de semana.
Por supuesto, el presidente Carlos Alvarado, el ministro Salas y Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social, no podían perder la ocasión de figurar en la foto del instante en que arribaron los kits al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
Al día siguiente, que arrancaron con la vacunación, todos los funcionarios estuvieron haciendo fila para no perder ese momento histórico.
Pero a la hora de la hora, con la actualización de las camas UCI, el sábado nos llevamos la sorpresa de que no había 7, sino 128. Sin lugar a duda, eso suena a buena noticia, pero, ¿qué pasó? ¿Cómo se desocuparon las camas en tan poco tiempo?
¿Será acaso que hubo muchísimas muertes o por el contrario gran cantidad de afectados se recuperaron?
Esas dudas quisimos evacuarlas con las máximas autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social, pero desde la oficina de prensa nos indicaron que el domingo estaban en su día de descanso y que no había voceros disponibles.
Aunque la Caja esté de vacaciones, las noticias no. Es una lástima que el personal esté descansando cuando la semana pasada alertaron de un colapso hospitalario que acechaba.
La Caja estaba de vacaciones el día que mandaron la alerta de que ya no había camas disponibles e incluso corrieron a efectuar una conferencia de prensa para describir un auténtico apocalipsis.
Era día de vacaciones cuando comenzó la campaña de vacunación y aun así tuvieron voceros disponibles para levantar la imagen de una institución que ya no goza de ningún tipo de credibilidad, más con las compras de mascarillas de las cuales todavía la ciudadanía está esperando respuesta.
¡Ah!, pero anuncian que hay 128 camas disponibles, de modo que hubo un desahogo, y aquí no hay explicaciones de ningún tipo… la ciudadanía tiene que esperar, hacer las interpretaciones que le correspondan, porque nadie habla desde la oficialidad.
Las informaciones no se comparten a medias. Siempre tiene que haber algún tipo de justificación que lleve a ellos y no son una simple estadística. Uno de los problemas de este Gobierno ha sido, sin lugar a dudas, la falta de comunicación que lleva en muchas ocasiones a caer en imprecisiones, que se pueden evitar desde el primer momento si fueran más transparentes en la rendición de cuentas.
Eso genera desconfianza por parte de la ciudadanía de que estén acomodando los datos a conveniencia de las autoridades, y levanta sospechas de que los casos resulten menores cuando el Gobierno aduce que el asunto está en lo más y mejor, pues apenas sale un cuestionamiento los números se van arriba.
Si van a difundir comunicados desde Presidencia, desde Salud o la misma Caja de Seguro, deben brindarla completa y no solamente mostrar la porción del pastel que les convenga. Recuerden que estamos en un país democrático y, como tal, los ciudadanos costarricenses merecen respeto de lo que se les brinde.
El pueblo no es tonto y ahora está más informado.