Algunas personas creen que la ciencia y la religión son “vías complementarias” para conocer y comprender el mundo. Considero que esto no es cierto, sino que es un grave error con graves consecuencias. Seguidamente mi explicación.
Decía Bertrand Russell que: \”la religión es algo dejado por los inicios de nuestra inteligencia, y será algo que se desvanecerá conforme adoptemos la razón y la ciencia como nuestras guías\”. Pienso que tenía razón, pues nuestros ancestros homo sapiens, aunque tenían un cerebro muy parecido al nuestro, no disponían de las herramientas y conocimientos que hoy hemos logrado construir, de modo que, ante preguntas difíciles sobre el origen y naturaleza de las cosas, no tenían mucho más allá que su imaginación para intentar responder. Pero como decía Carl Sagan: ”La duda fue nuestra primera gran virtud y la fe nuestro primer gran defecto”. Virtud porque la capacidad de preguntar es el inicio del conocimiento, y defecto porque la fe no responde nada en realidad, sino que solo crea el espejismo de hacerlo, error que subsiste hasta nuestros días, especialmente en los pueblos más atrasados, iletrados y subdesarrollados.
El pensamiento mitológico basado en fantasías y el pensamiento científico basado en hechos, se contradicen entre sí. Por ejemplo, no hay forma de compatibilizar la creencia religiosa de que el mundo tiene solo seis mil años de existir basada en la Biblia, con el hecho científico de que nuestro planeta tiene cerca de cuatro mil seiscientos millones de años, basado en evidencia física. Solamente desde el neolítico ya se tienen cerca del doble de los años que la Biblia atribuye al mundo, mientras que nuestra especie tiene más de trescientos mil años de existir, que son muchísimos más que los que se pueden estimar desde la errónea narrativa religiosa. Frente a este cuestionamiento los creyentes suelen decir que si algo en su libro sagrado es un error entonces es una metáfora o una particularidad de otra época, pero cuando suena bien entonces sí es literal y preciso. Esto tiene un nombre: arbitrariedad y es lo más opuesto a la ciencia.
Si de verdad nos propusiéramos adoptar la razón y la ciencia como líneas directrices en nuestras vidas, es muy probable que seríamos mucho mejores personas, más inteligentes, más capaces, más fuertes mentalmente y mucho menos fáciles de engañar por la trampa del hechizo religioso, que hoy mantiene atrapada y postrada en una profunda mediocridad mental a la mayoría de la humanidad.
Pese a esto, celebro que no solo hay ahora más ateos y agnósticos que en las últimas décadas, sino que se le está perdiendo el inmerecido respeto a las doctrinas religiosas, revestidas de bondad, pero llenas de arbitrariedad, intolerancia, ignorancia y discriminación. Celebro que cada vez más personas traten la mitología religiosa como exactamente lo que es: mitología.
Ya estamos viendo la caída del cristianismo en Europa del norte. Dudo que los hoy vivos lo veamos en este reducto de pensamiento mágico llamado América Latina, pero creo que la crítica a la religión que se está haciendo desde varios medios está ayudando, especialmente a los jóvenes, a cuestionar la mitología religiosa en la que han sido criados. Hace poco me enteré de que una muchacha criada en una familia muy cristiana se atrevió a cuestionar esta mitología y sus padres se molestaron mucho con ella, pero ella se mantiene valiente, crítica, pensante, autónoma. Esto requiere coraje y valentía, y no es justo que algunos padres discriminen a sus hijos por ejercer su libertad de creencia y pensamiento.
Llega un momento en la vida en el que las personas, por su propia maduración cognitiva, se dan cuenta de que a los bebés no los trae la cigüeña, los regalos de navidad no los trae san Nicolás y el ratón Pérez no es quien deja dinero cuando se pierde un diente, pues se vuelve obvio que todo esto no es otra cosa que el producto de la imaginación, la creatividad y la cultura humana. ¿Cuándo le llegará su turno al dios de la cultura en la que hemos sido criados? De lograrlo, liberaremos valiosos recursos cognitivos y tiempo que hoy se dilapidan \”hablándole\” a un amigo imaginario y daremos un gran paso en nuestra evolución como especie.
*Académico