Pareciera que la generación de cristal alcanzó a las Municipalidades, al menos a la de Liberia, la insigne capital de Guanacaste.
Una reunión con el jerarca del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) Luis Amador encendió los ánimos en el concejo municipal de la ciudad del “parque fantasma”, por considerarse que el titular de dicha cartera los dejó plantados.
En el recinto “circense”, y gracias a la red social, el pasado 2 de enero, entre altos decibeles y acaloradas discusiones, ciertos regidores estaban más preocupados por los colores de los manteles sobre las mesas de trabajo, el pago de los bocadillos o almuerzos, que por lo discutido en esa sesión de Amador, con empresarios, Alcalde y equipo técnico, y representantes legislativos, donde se dio el primer paso para intervenir y mejorar la infraestructura vial en ese cantón.
La nacional Ruta 21, que inicia en los semáforos de la entrada de Liberia hacia Nicoya, es el principal dolor de cabeza para los turistas, hoteleros, automovilistas, buses, estudiantes y vecinos, que diariamente se desplazan por esa vía, que conduce al aeropuerto internacional “Daniel Oduber”, colegios, escuelas, universidades, playas y demás cantones hacia la península de Nicoya.
Es una ruta que se hizo pequeña, ante el crecimiento poblacional y vehicular, que ya cumplió su ciclo e imposible para la atención en casos de emergencias, por lo que se prevé también la habilitación de dos rutas alternas Aeropuerto-barrio Rodeíto; y Universidad Nacional-barrio La Cruz, para descongestionar el alto tráfico”, principalmente en horas pico.
Esa carretera tercermundista de dos carriles será abordada por partes con un primer tramo de 1,5 kilómetros entre los semáforos y la sede de la Universidad de Costa Rica en el barrio El Capulín, para descongestionar mediante un tercer carril, en diciembre próximo, las grandes presas a las horas de mayor flujo y temporadas veraniegas.
El costo por cada kilómetro asciende a unos $500 mil, dijo Amador, quien volverá a reunirse en febrero próximo con el equipo técnico encargado de elaborar diseños, estudios topográficos y otros avances en comunidades, aledañas a la vía, con acceso a playas. La idea es que a finales de 2023 dichos trabajos estén finalizados.
Grandes y urgentes añejos proyectos ya se activaron, en una administración donde el ministro Amador, por su estilo ejecutivo, no está para atender recintos políticos donde son más importantes, en sus acalorados discursos, los colores de los manteles sobre las mesas de trabajo, los bocadillos, o en qué hotel durmió el titular del MOPT.
A algunos les cuesta aceptar que el país está en una transición de estilo de gobernar, donde lo importante no es politiquear, sino resolver obra pública en el menor tiempo, en beneficio de los ciudadanos.
En mi fase estudiantil por la Escuela Laboratorio y unos meses por el Instituto de Guanacaste, nos decían que vivíamos en un país en vías de desarrollo. Medio siglo después seguiremos atrapados en ese nivel mientras haya aparentes “regidores de cristal” en ciertas municipalidades, preocupados por mezquindades y no por el desarrollo del cantón que los vio nacer o los acogió entre su comunidad.