Los códigos nucleares de Estados Unidos fueron entregados el miércoles al nuevo presidente, el demócrata Joe Biden, como manda la ley, pero por primera vez en la historia esta transferencia usualmente discreta requirió un esquema en dos etapas.
Debido a que el republicano Donald Trump se negó a participar en la ceremonia de su sucesor, hecho sin precedentes en 150 años, la transferencia de los códigos, que generalmente se hace de manera discreta, en el estrado de nominación, este año requirió dos copias de la maleta que contiene todos los elementos necesarios para el escenario de un ataque nuclear, y que acompaña al presidente estadounidense en todas las circunstancias.
El miércoles por la mañana, cuando voló desde la base militar Andrews, cerca de Washington, hacia su residencia en Mar-a-Lago, Florida (sureste), Donald Trump seguía siendo presidente y, como tal, iba seguido de un ayudante militar que llevaba la famosa maleta nuclear. Todavía tenía una pequeña tarjeta de plástico que contenía los códigos nucleares, apodada la \”galleta\”.
Pero al mismo tiempo en Washington, otro asistente militar, con otra maleta y otra \”galleta\”, ocupó su lugar en la plataforma erigida en los escalones del Capitolio -sede del Congreso- para la investidura de Joe Biden.
Y exactamente al mediodía local, mientras tradicionalmente el asistente militar del presidente saliente debe entregar la maleta a su par del nuevo mandatario, esta vez la \”galleta\” de Donald Trump simplemente se desactivó, como una tarjeta de crédito que vence.
Así, una nueva clave fue atribuida a Joe Biden y activada en Washington, dando oficialmente al 46º presidente de los Estados Unidos el poder absoluto para usar las armas nucleares.
En primer día puso alto además al muro fronterizo con México, firmó reingreso a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y comenzó gestiones para reincorporase a los Acuerdos de París por el Cambio Climático.