Recientemente, don Miguel Ángel Rodríguez (en algún momento mi profesor de Comercio Internacional en la UCR) publicó en este diario varios argumentos por los cuáles se debe aumentar el número de diputados. Don Miguel apela a los ideales de la democracia representativa y le pregunta al lector: ¿No sería mejor tener más representantes responsables ante sus electores y menos puestos para parientes y colaboradores políticos?” Este artículo es una respuesta al “profe” con la cual espero convencer a los lectores que en realidad sería mejor disminuir la cantidad de diputados.
Dice un antiguo proverbio salomónico que “en multitud de consejos se hace la guerra” el cual expresado en buen tico se traduce a “dos cabezas piensan mejor que una”.
Varios estudios de la economía teórica y experimental se han lanzado a investigar si es cierto que un grupo de personas puede tomar mejores decisiones que un individuo.
La respuesta no ha sido concluyente para un lado, o para el otro, pero algunas conclusiones sobresalen las cuales explico en este artículo.
El primer problema en la toma de decisiones colectivas con la presencia de muchas partes involucradas es la dificultad para llegar un acuerdo o consenso y el costo que esto conlleva para la sociedad.
Sin duda, este ha sido uno de los principales problemas del Poder Legislativo costarricense en los últimos años. El tiempo es valioso, y los resultados de políticas atrasadas cobran una factura muy cara en materia de desarrollo social y económico.
Segundo, en la presencia de un grupo muy grande de personas, cada miembro tiene un papel menos protagónico dentro del grupo, y por lo tanto siente que sus acciones no van a ser reconocidas cuando sean buenas o castigadas cuando sean malas.
A la hora de implementar un sistema que incentive la rendición de cuentas, nada funciona mejor que aquel en el cual el individuo no tiene como esconder sus malas decisiones echándole la culpa a los demás.
Viéndolo por el lado positivo, aquellos diputados que promuevan buenos proyectos y se esfuercen por estar bien informados respecto a la realidad política del país y las necesidades de la sociedad, serán fácilmente reconocidos por los ciudadanos.
Esto les dará un mayor incentivo para generar una buena reputación lo cual es trascendental para una carrera política de largo plazo.
Un tercer problema que surge al tener un grupo grande tomando una decisión es el fenómeno del rebañismo. Los economistas experimentales han encontrado en el laboratorio económico que ante la presencia de “expertos” o “líderes de opinión”, los demás integrantes del grupo tienden a imitar a dichas personas sin esforzarse por obtener información pertinente y veraz. La intuición es simple.
Un individuo inexperto en cierto tema pensará: “¿para qué incurrir en el costo de informarme si el experto ya lo hizo?”.
Por estos motivos, pienso que es mejor reducir el número de diputados. Esto ayudará a agilizar las decisiones legislativas y promoverá que tengamos representantes de mayor calidad. En el pasado, las encuestas han revelado que el ciudadano promedio desconoce a la mayoría de los diputados. Una Asamblea de menor tamaño le dará mayor estatus y responsabilidad a la labor de un legislador y esto se traducirá en políticas más acertadas y fructíferas.
*Estudiante de Doctorado
en Economía