Costa Rica enfrenta un desafío crucial que demanda acción inmediata y decisiones responsables. El país se encuentra en una encrucijada económica con niveles de deuda superiores al 60% del Producto Interno Bruto (PIB). Esta situación no solo limita nuestra capacidad de inversión en áreas fundamentales como salud, educación e infraestructura, sino que también pone en riesgo nuestra estabilidad económica y el bienestar de los ciudadanos. La importancia de reducir el gasto público y al mismo tiempo fomentar el crecimiento económico no puede ser subestimada, y ambos objetivos deben abordarse con seriedad y determinación.
Por ese motivo, se debe aplaudir la decisión del Poder Ejecutivo de recortar ¢244.000 millones en el Presupuesto Nacional 2025 (¢12,3 billones) con respecto al plan de gasto de 2024 (¢12,6 billones).
Cada colón cuenta y, si bien a veces la medicina resulta dolorosa, a la larga es necesaria si queremos mantener nuestro Estado social de derecho.
Precisamente para ello se requiere analizar varios puntos a profundidad para entender lo que significa el gasto público y sus efectos.
Imperativo económico: La reducción del gasto público se presenta como una necesidad imperiosa para mantener la estabilidad fiscal y evitar una crisis económica más profunda. Los altos niveles de deuda afectan la capacidad del Gobierno para financiar programas esenciales y servicios públicos. Cada unidad de deuda adicional incrementa la carga de los intereses desviando recursos que podrían ser destinados a inversiones productivas y sociales. Esta dinámica, a largo plazo, puede llevar a un círculo vicioso en el que la deuda sigue creciendo y la capacidad de inversión disminuye, lo cual exacerbaría aún más los problemas económicos.
Es fundamental implementar una política de gasto público más eficiente y transparente. La asignación de recursos debe ser revisada para garantizar que cada colón invertido tenga un impacto positivo y medible en la economía y el bienestar social, así como priorizar los programas que generan beneficios a largo plazo y reducir o eliminar aquellos que no ofrecen un retorno significativo puede contribuir a una administración más efectiva de los recursos públicos.
Crecimiento económico: Paralelamente a la reducción del gasto público, el impulso a la economía costarricense es crucial. Un entorno económico robusto no solo genera empleo y mejora la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también fortalece la capacidad del Estado para recaudar tributos. El crecimiento económico crea un ciclo virtuoso donde mayores ingresos fiscales permiten financiar los gastos necesarios sin recurrir a un endeudamiento adicional.
Para fomentar el crecimiento, es esencial crear un ambiente favorable para la inversión. Esto incluye simplificar la tramitología para nuevos negocios, mejorar la infraestructura, y ofrecer incentivos a las empresas que contribuyan a la generación de empleo y al desarrollo tecnológico. Además, se torna fundamental apoyar a las pequeñas y medianas empresas, que representan tanto una parte significativa del empleo como a la actividad económica en el país.
Confianza: La confianza es un componente clave en la ecuación económica. Los inversionistas y empresarios buscan un entorno predecible y estable para tomar decisiones de inversión. La implementación de reformas fiscales y económicas que demuestren un compromiso serio con la sostenibilidad fiscal puede fortalecer la confianza en la economía costarricense. Esto no solo atrae inversión extranjera, sino que también impulsa la inversión local y la creación de empleo.
El fortalecimiento de las instituciones y la promoción de un entorno de negocios transparente y equitativo son pasos importantes para consolidar esta confianza. Las reformas en la gestión pública y la lucha contra la corrupción juegan un rol esencial en este proceso. Cuando los ciudadanos y los inversionistas perciben que los recursos públicos son gestionados de manera efectiva y que las políticas económicas están orientadas al crecimiento sostenible, el país puede esperar una mayor recaudación de tributos y una economía más dinámica.
En resumen, la combinación de una reducción efectiva del gasto público y un impulso sostenido al crecimiento económico se torna fundamental para enfrentar los desafíos actuales y garantizar un futuro próspero para Costa Rica. Abordar estos aspectos con seriedad y decisión permitirá no solo mejorar nuestra situación fiscal, sino también crear un entorno en el que las oportunidades florezcan y la confianza en nuestra economía se fortalezca. Solo a través de un compromiso firme con estas metas podremos asegurar un futuro estable y prometedor para todos los costarricenses.