Cada vez que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) reduce la tasa de política monetaria (TPM) toma en promedio cuatro meses para que se refleje en las tasas activas de interés de los bancos comerciales, por lo que será hasta abril que los clientes recibirán el beneficio.
Así lo expresó el presidente del órgano emisor, Róger Madrigal, quien comentó que el rezago en la transmisión de la política monetaria responde a diversos factores estructurales y de mercado que afectan la velocidad con la que las variaciones en la TPM impactan el costo del crédito.
Según detalló, el proceso está incompleto y generalmente solo se refleja la mitad de la modificación cuando es hacia la baja. “Estos cambios en promedio ronda los 50 puntos base por cada 100 puntos base de cambio en la TPM”, explicó.
El jerarca destacó que no hay evidencia estadística significativa de que variaciones en la TPM se transmitan a las tasas de interés para el consumo, ya sea con o sin tarjetas de crédito. Madrigal agregó que cuando la TPM presenta alzas, la trasmisión es más pronta.
Tal y como señaló, no existe una normativa en el país que obligue a las entidades financieras a aplicar rebajas en este rubro: “Desde mediados de los años 80 (del siglo pasado) se liberó las tasas de interés y, como ocurre en otros mercados, el mejor antídoto contra eso es la competencia”.
Para el economista Javier Adelfang, debería ser el mercado el que lleve al equilibrio las tasas de interés a través de la competencia y no por medio de algún tipo de regulación estatal.
“Sin embargo, el hecho de que las tasas de interés del mercado se resistan a bajar muestra que este no está funcionando de la manera en que el Banco Central considera que debe hacerlo, lo que lleva a plantear la pregunta de si no será necesario algo más que dejar todo librado a las fuerzas del mercado”, mencionó.