El 22 de marzo del 2017, se publicó en un semanario un artículo de opinión de Pablo Abarca titulado “Recope es un elefante blanco o la gallinita de los huevos de oro”. En ese comentario, Abarca sostuvo que los altos precios de los combustibles se debían al impuesto único que se carga al costo.
Entonces, el autor indicó que la gasolina plus 91 tiene (o tenía en ese momento) un impuesto del 42% y el diésel un 30%. Y al parecer entre el 8 y 9% de lo recaudado sería el dinero efectivo o ganancia para Recope.
De acuerdo con la Ley 8114, los dineros del impuesto único a los combustibles son para darle contenido al Conavi, las municipalidades, Fondo de Financiamiento Forestal, Lanamme, Cruz Roja y el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Luego, el 3,64% de los gastos de Recope -según Abarca- correspondería a los salarios y el 51,98% a gastos de importación de crudo. Sin embargo, en este momento no se refinan combustibles, pese a que la entidad se ufana de contar con dos terminales portuarias para descarga, 4 planteles de almacenamiento, un poliducto de 533 kilómetros de extensión, 5 estaciones de bombeo y 4 planteles de venta en aeropuertos.
El comentarista referido agregó que, al 30 de setiembre del 2016, la entidad obtuvo ciento cuatro mil millones de ventas netas, cuya cifra provino del mínimo de ingresos para la operación de costos. Pese a lo anterior, o sea, deducidos los impuestos recaudados, los gastos generales de operación ¿a dónde van a parar las utilidades de la institución?, ¿acaso a inversión en nueva infraestructura?, ¿o al despilfarro en asesorías o estudios de factibilidad, como se dio en el proyecto de rehabilitación de la refinería, donde participaría China?
En lo que va del 2021, se anuncia que diputados de varias fracciones han criticado la permanencia de varios privilegios logrados a través de las indecentes convenciones colectivas de Recope. Además, se dice que hay un secretismo en dichas negociaciones, pero la verdad es que los costarricenses necesitamos más explicaciones. Además, se dice que para el presente año, Recope destinaría casi ¢20.000 millones en pago de incentivos a sus empleados.
Conocidas esas cosas, es necesaria la ruptura del monopolio de la entidad, de todas maneras, la competencia de otras empresas no es del todo mala. Eso sí, a como son nuestros gobiernos de mediocres o malos administradores, no es raro que luego carguen de impuesto único a las empresas privadas importadoras y distribuidoras de combustibles, al punto de desmotivarlas a seguir con operaciones en nuestro país.