La incomodidad, cansancio y el estrés que ocasiona el uso obligado de la mascarilla y sus posibles efectos nocivos ocasionados a la salud psicofísica de las personas, independientemente de la prevención que haga la misma del contagio del Covid 19, me induce a realizar este comentario.
Primero, fundamentémonos al menos con un par de datos científicos. Según un artículo publicado en The New York Times, el 18 de noviembre del 2020, es probable que el uso de la mascarilla evite que se transmita el coronavirus a otros, pero no se logra documentar que la misma proteja a quienes la usan. Este estudio publicado en Annals of Internal Medicine, se realizó en Dinamarca y fue respaldada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Entre abril y junio del presente, la Universidad de Copenhague reclutó a 6024 participantes a quienes se les pasaron tests para tener la seguridad de que no tenían el virus. A la mitad de esta población se les suministraron los cubrebocas quirúrgicos y se les pidió que los usaran al salir de sus casas, al resto se le dijo que no debían usarlos. Del grupo 4.860 terminaron el estudio. Los investigadores creyeron que las mascarillas iban a reducir sustancialmente la tasa de infección entre los portadores, sin embargo, observaron que 42 (1,8%) personas del grupo de las mascarillas resultaron infectadas, mientras que del grupo sin cubrebocas resultaron infectadas 53 (2,1%), diferencia que para estos científicos no resultó ser muy significativa para tener que usar este utensilio. véase https://thefamilywatch.org/2020/11/20/un-estudio-en-dinamarca-cuestiona-la-proteccion-que-dan-los-cubrebocas-a-los-usuarios/
Se podrían consultar más artículos sobre el tema y, por supuesto, habrá algunos que contradigan estos resultados, pero como decían nuestros abuelos: “para muestra un botón”…“no hay peor ciego que el que no quiere ver”…y “nadie es dueño de la verdad”…
En nuestro país, a pesar de la mascarilla y otras medidas restrictivas se ha podido observar, según datos otorgados por la prensa, que la cantidad de casos positivos ha ido en aumento, posiblemente algunos días con menos y otros con más. Por ahí, la UCR hizo un estudio estadístico en setiembre de este año, en el cual demostró que la población esperaba un aumento de contagios del 64.7 %. Con estos datos no quiero decir que de plano se debe eliminar el uso de la mascarilla, pero sí creo que lo que hemos visto hasta aquí pone en tela de duda el uso indefinido de la misma.
Creo que la conveniencia o no, de seguir usando la mascarilla, debiera contemplar todos los aspectos que abarcan la salud de las personas: Hacer estudios sobre las posibles contraindicaciones de su uso en personas con enfermedades del aparato respiratorio tales como: insuficiencia respiratoria, rinosinusitis, angina, bronquitis aguda, entre otras. Que tanto perjudican a personas con presión alta, obesidad mórbida, insuficiencia cardiaca, enfermedad cerebrovascular, etc. etc. ¿Realmente se están tomando en consideración estas variables? ¿Se ha contemplado, se ha medido, que más bien la mascarilla podría estar precipitando estas y otras enfermedades, más que protegernos de “Su majestad el Covid”? Yo creo que no, pues a todo lado que vaya uno: farmacias, pulperías, sodas, supermercados, etc. tiene que entrar obligatoriamente con ella. Hay una “dictadura de la mascarilla” y lo curioso es que, todo el mundo, (cualquier pendejo que ni siquiera lee nada y menos investiga) en este o aquel local comercial se arroga el derecho, tiene la desfachatez y la insolencia, de indicarle a uno que se ponga la mascarilla, o si no, no puede entrar.
Pero ¡ojo! vean si tengo algo de razón en lo que digo. Observo a los fumadores cuando van a la pulpería a comprar un paquete de cigarros, lo hacen con la mascarilla puesta, pero, ¿saben qué? El cigarrillo mata 8 millones de personas por año en el mundo mientras que por Covid-19 han muerto a la fecha alrededor de 1,7 millones este año, ¿Qué les parece, somos conscientes o inconscientes?
En otro orden de cosas, habría que ver qué tanto nos está afectando el usar la susodicha mascarilla desde la perspectiva psicológica. Verán ustedes, según mis escasos conocimientos, pienso que el cubrebocas hace perder un tanto la identidad del sujeto pues ya usted cuando va a la pulpería u otro sitio no es don Carlos o doña Juanita, sino se ha convertido en un sujeto X, pues la gente no puede verle tal cual usted es porque lleva un antifaz al estilo de El Llanero Solitario.
Sospecho, que la susodicha mascarilla, bien podría ser un mecanismo que haga enviar estímulos subliminales a nuestra mente tales como: “me puedo enfermar”…“todo el mundo está enfermo”…”voy a morir”… “la vida no vale nada”…etc.
Me atrevo a decir, desde la posición ignorante y desde la cual me asalta la gran duda, que más bien en lugar de prevenir el Covid, la mascarilla (que desde luego lo hace un tanto) bien podría estar enfermando de otras cosas a la población de una manera más acelerada.
Pienso…¿Será que hay una intencionalidad en todo esto?…
*Bach. psicología
marvinobregon23@hotmail.com