Ámsterdam. (EFE) – La final de la Liga de Europa medirá hoy a dos clubes antagónicos: el Benfica, equipo histórico que brilló en la Europa de principios de los años 60 y afronta un largo periodo de sequía continental, y el Chelsea, un conjunto rico y potente, cuyos mayores éxitos se remontan a la última década.
De un lado de la balanza, la mayor competitividad de la Premier, un presupuesto cuatro veces superior al de su rival (más de €300 millones) y estrellas a nivel mundial como Terry, Lampard o Torres. Del otro, el factor sorpresa y el buen juego desplegado esta temporada por las \”águilas\”, sedientas de un título europeo.
El Chelsea entrenado por el español Rafa Benítez buscará en Ámsterdam arrebatar al Benfica la Liga Europa y levantar un trofeo continental por segundo año consecutivo.
Ante los portugueses, los \”blues\” tendrán la posibilidad de añadir un nuevo título a su palmarés tras una temporada que comenzó con su eliminación de la Champions, de la que hasta la final del día 25 son vigentes campeones.
Si el club londinense consigue el segundo campeonato europeo de la era del magnate ruso Roman Abramovich, se convertiría en el tercer equipo en la historia que gana la Liga de Campeones y la Liga Europa -antes Copa de la UEFA- en dos temporadas consecutivas.
El conjunto inglés llega a la capital holandesa en pleno estado de forma y sin conocer la derrota desde hace más de un mes, lo que le ha garantizado casi con seguridad el tercer puesto en la Premier League y la clasificación directa para la próxima Champions.
Si los londinenses llegan con la moral alta por sus últimos resultados en Liga, lo contrario le ocurre al Benfica, que perdió el partido y el liderato en favor del Oporto en su duelo del sábado anterior, y que podría así despedirse de un campeonato que acariciaba a falta todavía de un único encuentro.
Los lisboetas, que aspiran al triplete -también han llegado a la final de la Copa de Portugal-, quieren culminar de la mejor forma posible una temporada meritoria y hacer recordar al club glorias pasadas.
Los hombres entrenados por Jorge Jesús quieren poner fin a la conocida como \”maldición\” del húngaro Béla Guttman, técnico del demoledor Benfica que ganó dos Copas de Europa (1961 y 1962) y que auguró a los lisboetas que no volverían a ganar un trofeo continental.