Queso y dulce, con esos dos ingredientes doña María Virginia García ha logrado sacar adelante a su familia. Esta guanacasteca se dedica a la venta de tanelas y rosquillas y así se gana la vida para sostener a sus cuatro hijos.
Con sus productos llega todos los días al mercado La Guayabita, pero el 25 de julio cambia su espacio de venta por el parque de Nicoya. A ¢1.000 ofrece la bolsita de repostería. Pero no sólo ella, sus hijas y hasta su pequeño nieto se apuntan a la venta.
Y es que como ella misma lo define “la situación está muy dura para los guanacastecos”.
Doña María Virginia crió sus hijos vendiendo melones “los dormía en cajas”, luego se vino a San José a probar mejor suerte, pero hace cinco años regresó a Guanacaste en busca del sueño de tener casa propia.
“Aún no lo logro, pago ¢85 mil de alquiler. Anduve buscando ayuda de Óscar Arias, Abel Pacheco y Luis Alberto Monge, pero aún no tengo casa. Si ve a doña Laura le pide una casa para mí”, acotó esta emprendedora mujer guanacasteca.