Enchilados al doble. Primero porque quedamos fuera del Mundial Sub-20 Chile 2025 y después porque quien nos eliminó fue la selección de México.
La Tricolor jugó en el estadio Sergio León Chávez de Irapuato, en el choque que podía darle el pase a la cita mundialista de su categoría.
A dicho cotejo se llegó con cautela al ver al frente a esa camiseta verde que siempre impone respeto.
Pero aun así, el juego se puso a favor de la Sele cuando sobre los 29 minutos y desde los once pasos nos pusimos arriba, gracias al cobro de Claudio Montero.
Sin embargo, muy temprano, apenas 10 minutos después, llegó la respuesta de los aztecas cuando el joven Diego Sánchez marcó un tanto de antología. La jugada se gestó desde la derecha con tiro de esquina.
Atenta, la parte baja costarricense despejó y el cuero salió del área hasta las cercanías del mediocampo. Sin que la número 5 cayera, sin que tocara la grama, Sánchez la pegó para mandarla al fondo de la cabaña que olía a aguadulce y picadillo de arracache.
El empate se mantuvo hasta el minuto 83, cuando Amaury Morales anotó el 2 a 1. Muy mala marca de los ticos, quedó el mexicano totalmente solo en la zona de los 16 metros con 50 centímetros.
Pero en la jugada que se originó el segundo gol del rival hubo una falta que de manera airosa reclamó Cristian Vella, el principal responsable de la eliminación.
El juez guatemalteco Cristopher Corado le sacó tarjeta roja, pero el profe se enfureció y se metió a la cancha, en apariencia a golpear al central. Fue detenido por la banca tica y ahí se acabó todo. Impresentable, señor Vella.
Esa actitud del entrenador es el reflejo de una Sele que la mayoría del juego se vio desubicada y pensaba más en reclamar que en jugar y sacar la tarea. A eso súmele la cantidad de faltas cometidas.
Bien podemos decir que más bien nos salvamos porque la oncena enemiga se dio el lujo de botar penales.
Fracaso con todas las letras, desde el director de Selecciones Nacionales, Claudio Vivas, su cuñado el entrenador Cristian Vella, los jugadores, directivos y todos los que participaron en el proceso.
Es urgente hacer un análisis profundo, no solo para encontrar culpables, sino porque debemos mejorar.