Gerardo Fallas, de 62 años y dueño de una pulpería en Barrio San Cayetano, falleció haciendo lo que más le gustaba: servir. Estaba en un apartamento ubicado en un tercer piso haciendo trabajos de construcción para un vecino cuando, en apariencia, un cable del tendido eléctrico hizo contacto con un perling y se electrocutó.
Al parecer el metal estaba mojado y eso propició que la electricidad lo impactara de manera muy violenta, ocasionándole la muerte de manera casi inmediata.
“Él estaba haciendo un trabajo en una azotea cuando en apariencia tocó los cables eléctricos y estos lo impactaron, el material con que trabajaba ayudó en el fuerte impacto, lo declaramos fallecido”, explicó Paulo Monge, paramédico. De inmediato la calle frente al lugar de su deceso se pobló de curiosos, entre ellos su tocayo Gerardo Fonseca, quien aún no salía de su asombro porque aseguró que Fallas se la pasaba ayudando a todo aquel que se lo solicitaba.
“Él era una gran persona, era muy trabajador y excelente servidor. A pesar de que tenía su tiendita usted lo veía siempre ayudándoles a los vecinos o cuidando el parquecito.
Le encantaba hacer trabajos de mantenimiento, parece que esta vez le estaba ayudando a un vecino, era muy servicial”, indicó.
Bomberos colaboraron con la extracción del cuerpo, ya que por quedar en una azotea debió ser retirado con equipo especial.
Una vez colocado el cadáver en un lugar seguro y estable, agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) lo recogieron para trasladarlo al Complejo de Ciencias Forenses, en San Joaquín de Flores, y someterlo a la autopsia.