Belo Horizonte (Brasil), (EFE).- Las protestas que sacuden a Brasil desde el 10 de junio prosiguieron hoy, incluso con graves incidentes en Belo Horizonte durante un partido por la Copa Confederaciones, pese a los importantes éxitos arrancados por los manifestantes del Gobierno, el Congreso y la Justicia.
Las protestas de este miércoles por mejores servicios públicos en ciudades como Belo Horizonte, Brasilia, Sao Paulo y Río de Janeiro coincidieron con la aprobación en el Congreso de varios proyectos de ley que eran reivindicados por los manifestantes.
El Senado aprobó hoy, entre otros asuntos demandados en las protestas y que esperaban votación desde hacía años, el proyecto de ley que define la corrupción como un \”crimen hediondo\”, lo que impide que los acusados sean liberados mediante el pago de fianzas, y que aumenta la pena mínima que puede ser impuesta a responsables por delitos como el desvío de recursos públicos.
La Cámara de Diputados, por su parte, aprobó un proyecto de ley que prohíbe el \”voto secreto\” en votaciones para despojar del mandato a algún legislador acusado de irregularidades, así como una iniciativa que reduce los impuestos sobre concesionarias de transporte público, lo que puede reducir los precios de los pasajes.
La Cámara baja ya había aprobado la víspera el proyecto de ley que destina el 75 % de las regalías petroleras a la educación y el 25 % a la salud, y archivado, por 430 votos contra 9, una enmienda constitucional que pretendía reducir los poderes de investigación del Ministerio Público y que, para los manifestantes, favorecía la impunidad de los políticos corruptos.
Los manifestantes también consideraron como un éxito suyo la orden de prisión dictada hoy por el Tribunal Supremo de Brasil contra el diputado Natan Donadon, que con diferentes recursos judiciales había conseguido eludir una pena de 13 años de prisión por corrupción a la que fue condenado en 2010.
Las protestas que se repiten diariamente en Brasil comenzaron en Sao Paulo exclusivamente por el aumento de las tarifas de transporte público, pero se extendieron a todo el país y ganaron nuevas reivindicaciones, como exigencias de mayor inversión pública en educación y salud, y críticas a la corrupción.
El primer éxito de los manifestantes fue obligar a los alcaldes a derogar los decretos con los que habían elevado los pasajes de autobuses, metro y trenes urbanos.
Una de las primeras en \”escuchar el grito de las calles\” y anunciar medidas para atender sus reivindicaciones fue la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. La mandataria propuso un Pacto Nacional para mejorar los servicios públicos y, tras encuentros con líderes de los manifestantes, anunció que convocará a un plebiscito para que los brasileños reformen el sistema político y electoral del país.
Otro de los motivos que ha llevado a millones de brasileños a salir a la calle son los elevados gastos del Gobierno en la organización del Mundial de fútbol de 2014, por lo que muchas de las marchas de protesta han tenido como destino estadios en los que en ese momento se disputaban partidos por la Copa Confederaciones.
La mayor manifestación de este miércoles se registró precisamente en Belo Horizonte, la ciudad en la que Brasil derrotó por 2-1 a Uruguay y se clasificó a la final de ese torneo.
Los cerca de 50.000 manifestantes congregados en Belo Horizonte marcharon por calles próximas al estadio Mineirao a la misma hora del partido y, pese a que la mayoría se manifestó en forma pacífica, un pequeño grupo que intentó avanzar hacia la arena deportiva se enfrentó con la Policía.
Los enfrentamientos generaron graves incidentes que dejaron 25 presos y siete heridos, entre ellos dos con graves y múltiples fracturas tras caer de un viaducto.
Los manifestantes más violentos provocaron un incendio en una concesionaria de vehículos; le prendieron fuego a algunos vehículos y promovieron saqueos en la región de Pampulha.