La propuesta de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para la venta de medicamentos es digna de análisis, ante el alto precio que pagamos por la salud.
A la fecha, el Gobierno no ha podido cumplir con su promesa de campaña, más bien, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), se ha dado un alza de 10% en los últimos cuatro años.
El presidente Rodrigo Chaves manifestó que “había poderes enormes”, los cuales impiden avanzar en favor del consumidor, y eso debería corregirse.
Las medicinas en Costa Rica son mucho más caras que en otros países y la pregunta es por qué. Hablamos de medicamentos importados y genéricos.
Frente a este escenario, en buena hora que en el Seguro Social estén viendo cómo se hace al menos una parte de los remedios más accesible.
Algunos podrán decir que quieren hacer negocio y que esto es privatizar el sistema, pero cabe tomar en cuenta cómo de por sí ya a muchos les toca recurrir a la medicina privada.
No dudamos que el plan deba sortear muchos obstáculos en el camino e incluso podría intervenir la Comisión para la Promoción de la Competencia. Al final, existen cosas que no se pueden cambiar cuando hay grandes grupos detrás de otros intereses que no son los de las mayorías.
La Caja, por su razón social, puede brindar precios especiales, que luego trasladaría al consumidor y esto es parte de lo que se revisaría.
De momento, la intención es loable y estamos seguros que muchas personas celebrarían que haya un lugar seguro donde adquirir medicinas que a largo plazo se convierten en una carga para el bolsillo.
Un punto a tomar en cuenta es también la demanda institucional, porque de ninguna manera puede dejar de abastecerse las farmacias de clínicas y hospitales.
Resulta evidente que no debemos desvestir un santo para vestir otro. Pero si muchos de estos medicamentos ya se venden en el parque de La Merced, que el sistema genere su ingreso y no quede en manos de terceros.
Muchos dicen que la Caja solo receta buscapina y acetaminofén, pero hay medicamentos carísimos que sería imposible costear para muchos asegurados si no los recibieran por medio de la Caja.
Eso sí, sería vital que se defina un mecanismo para que esta plata quede en la institución y se reinvierta en una mejora del sistema de salud pública, debido a que existe el riesgo de que termine como casi todo, en manos de unos pocos, y sean solo algunos los que quieran hacer negocio con una noble idea.
Habría que revisar la normativa para ver la legalidad de una propuesta de este tipo, aunque si es posible fijar las reglas claras, no vemos el problema.
Pues los medicamentos debe entregarlos la Caja de manera gratuita, ese es el riesgo, que después para llenarle a algunos los bolsillos, los de esa lista pasen a ser vendibles para que unos pocos hagan su agosto.
Pero si es voluntario y se puede abrir la puerta para que quien quiera pagar lo haga, será un asunto de decisión personal.