La procrastinación, entendida como el hábito de posponer actividades importantes, es un tema común que afecta a muchas personas.
Contrario a lo que se pensaba antes, la procrastinación no se debe a una mala gestión del tiempo, sino a un problema de manejo emocional.
“Entonces ahora entendemos que lo que muchas veces estamos evitando es la emoción que nos genera el meternos al proyecto o hacer aquello que tenemos que hacer”, explicó la psicóloga Viviana García.
¿Por qué procrastinamos y qué hacer al respecto?
Causas:
- Miedo al fracaso: Temor a que los resultados no sean los esperados.
- Perfeccionismo: La exigencia de que todo debe ser perfecto lleva a posponer tareas ante la dificultad de alcanzar ese ideal.
- Distracciones: La sobreabundancia de estímulos como las redes sociales ofrecen gratificación inmediata, desviando la atención de tareas que pueden generar angustia o preocupación.
4 tips prácticos:
- Identificar las emociones: Reconocer las emociones negativas asociadas a la tarea que se está postergando, como frustración, cansancio, tristeza o angustia.
- Autocompasión: Reconocer que no se puede ser 100% eficiente todo el tiempo y permitirse descansar. Bajar la autoexigencia y entender que está bien retomar la tarea al día siguiente.
- Recordatorios: Poner notas en lugares visibles recordando por qué la tarea es importante. Esto ayuda a mantener la motivación y recordar que se merece alcanzar la meta.
- Compartir con otros: Hablar con amigos o familiares sobre las metas y pedirles apoyo para recordar la importancia de cumplirlas. El apoyo debe ser desde la comprensión y no desde la culpa.
“Es aprender a respetarnos y validarnos también lo que estamos sintiendo, pero que eso no nos paralice, sino que más bien nos invite a la acción”, agregó la psicóloga.
