El proceso de adopción en el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) puede tardar hasta seis años, según contó una familia a este medio.
Solo para obtener la valoración de aptitud, los candidatos a padres deben aguardar cerca de 18 meses, pero si pagan los exámenes psicológicos y sociales de manera privada, el lapso se puede reducir a diez meses, lo cual plantea una brecha económica para la atención.
Una mujer, a quien nos referiremos como Juana Rodríguez para proteger su identidad, aseguró que, aun cuando consiguió adoptar a un niño de un año en un plazo de nueve meses a partir de iniciado el trámite, su situación resulta excepcional, pues en el camino conoció a muchos otros que actualmente llevan hasta seis años en ascuas. Diario Extra consultó a la institución la estadística de niños adoptados y en espera de serlo.
Según su respuesta, durante el año pasado 91 menores fueron llevados a un nuevo grupo familiar a través del Patronato, pero no existe un número exacto en lista de espera, pues la clasificación de adoptable varía en cada caso y con frecuencia.
En cuanto a la cantidad de años, confirmaron que ocurre debido a que los procesos legales y psicológicos no tienen un plazo definido.
Una vez asignado el menor a una familia, la ubicación y convivencia se extienden por un mes y medio más.
Aunque parece un tiempo razonable, lo cierto es que gran parte de los interesados ven pasar con desesperanza los años sin resultados.
Ante este panorama, la institución destaca que lo primordial en su labor consiste en el bienestar de los menores y no el beneficio de los futuros tutores. Por lo tanto, la tardanza se debe a que la preparación psicológica y legal varían en cada situación.
Los factores que lo determinan son el historial del niño o joven. Por ejemplo, cuando han sido abusados por sus progenitores y estos no quieren ceder la patria potestad al Patronato, el plazo se incrementa indefinidamente. Lo mismo ocurre con el tratamiento psicológico.
“No hay tiempos definidos ni garantía de asignación”
Juana explicó que ella y su esposo desearon ser padres por muchos años, pero lamentablemente les fue imposible conseguirlo de forma biológica.
“En ese momento, le dije a mi marido que prefería optar por la adopción, ya que siempre había sido una posibilidad para nosotros”, mencionó.
En 2019, acudieron al Departamento de Adopciones, donde les hicieron preguntas generales sobre su motivación, la edad y el género del hijo que tenían en mente.
Consideraban la posibilidad de un niño o niña de hasta siete años y, para acelerar los trámites, pagaron los estudios psicosociales a nivel privado.
En noviembre de ese mismo año entregaron toda la documentación y, tras la revisión, en enero de 2020, recibieron la invitación a un taller final. Ese día, el expediente de su futuro hijo fue enviado para iniciar el papeleo.
El marzo siguiente recibieron la idoneidad legal, lo que les permitió ingresar oficialmente al “banco de papás”.
Para esta fuente, la fase más compleja fue aguardar, ya que no había un lapso fijo para la asignación. Sentía temor por el bienestar de su hijo, especialmente al leer noticias sobre situaciones difíciles y controversiales en algunos albergues.
“Me angustiaba no saber en qué condiciones estaba mi hijo, si lo estaban cuidando bien o si estaba en un lugar inseguro. No hay tiempos definidos ni garantía de asignación”, recalcó.
Una pareja cercana a Rodríguez espera un dictamen desde hace cinco años y, al igual que muchos otros, no vislumbran una respuesta pronta: “Cuando quisieron adoptar a la niña ella tenía cinco años, ahora acaba de cumplir once y no se ha podido hacer nada”, lamentó.
Trámite prioriza necesidades del menor
“Una cosa es responder a un requerimiento de una necesidad adulta y otra muy diferente es responder a la de un niño que necesita protección dentro de una familia. Nuestro plan está diseñado para este último caso”, afirmó Jorge Urbina, coordinador de Adopciones del PANI.
El funcionario subrayó que la declaratoria de idoneidad depende de múltiples factores como la compatibilidad con el perfil familiar: “algunas pueden recibir una ubicación rápidamente, mientras que otras pueden esperar mucho sin que se concrete ninguna”.
Para ingresar al registro de elegibles, que mantiene un promedio de 140 activas, se inicia con la recopilación de datos y una charla informativa virtual.
Si deciden continuar, asisten a un taller de dos días donde se abordan las características individuales y el impacto del trauma infantil.
De cumplir con todo, se da el visto bueno con fines adoptivos e ingresa al registro. Luego, inicia el “emparentamiento”, que incluye visitas supervisadas y una convivencia previa antes de formalizar.
Algunos mitos frecuentes
Urbina también aclaró algunos mitos en torno a la adopción. En primer lugar, destacó que las personas solteras pueden ser candidatas, pero les corresponde calzar en el perfil general. En este, determinado por el Código de Familia, se encuentran la capacidad plena para ejercer derechos civiles: ser mayor de 25 años en casos individuales (o que al menos uno de los adoptantes tenga esa edad en adopciones conjuntas) y tener una diferencia de edad mínima de 15 años con el adoptado.
Aparte, deben tener buena conducta, reputación y demostrar condiciones familiares, morales, psicológicas, sociales, económicas y de salud que aseguren su aptitud para asumir la responsabilidad parental.
Generalmente, las personas mayores de 60 años no pueden adoptar, aunque en casos excepcionales una autoridad judicial competente puede autorizarlo.
De acuerdo con Urbina, efectuar este proceso con adolescentes es poco común a nivel nacional, ya que la mayoría de las familias prefiere menores de seis años.
Según la perspectiva de la asociación Asesores en Adopción Costa Rica, uno de los obstáculos es que la mayoría de los interesados opta por el rango de cero meses a tres años.
Culturalmente, existen temores sobre albergar a niños mayores, grupos de
hermanos o menores con condiciones particulares, dado que algunos solicitantes no están dispuestos a flexibilizar su criterio.
No obstante, con el acompañamiento profesional adecuado, estas situaciones podrían manejarse de manera accesible.