Cada primero de mayo la sociedad costarricense se vuelca a observar el cambio de las autoridades de la Asamblea Legislativa (AL). Más allá de la pasarela, las arengas altisonantes y los discursos lisonjeros, sí existe una disputa de poder real con consecuencias en el funcionamiento de la institución y de la política nacional. Al respecto, planteo seis cuestiones que ponen en perspectiva la recién pasada elección del directorio legislativo en este año electoral.
1. ¿Quién ganó? La presidenta Chinchilla y su ministro Benavides. La elección del liberacionista Luis Fernando Mendoza como presidente de la AL es buena noticia para Zapote. El bajo perfil político y mediático, y la carencia de una agenda política propia, hacen de Mendoza Jiménez el interlocutor funcional que Casa Presidencial requiere para despejar de obstáculos las relaciones con la AL en la recta final de su mandato. Por ello fueron descartados diputados con suficiente independencia e intereses propios, porque de seguro habrían tornado aun más complejas las ya difíciles relaciones dentro del PLN. Por primera vez, Carlos Ricardo Benavides tendrá el margen de maniobra deseado con Cuesta de Moras, gracias a los nuevos interlocutores en el Castillo Azul y la fracción oficialista.
2. ¿Quién perdió? A nivel partidario, el Movimiento Libertario no pudo disimular más sus divergencias ideológicas y conflictos personales: no solo una parte desobedeció la prohibición de votar al PLN, sino que los restantes se condujeron en solitario en cada votación.
La fracción del PLN sale lesionada. La expresión parlamentaria de la división entre el arismo, arayismo y los leales a doña Laura, hace que los diputados acepten a regañadientes la indicación de votar por Mendoza Jiménez y ceder el puesto más estratégico del directorio al PASE, agrupación que acumula victorias en el plano legislativo, pero que en su base electoral podría estar acumulando un severo perjuicio, por la sujeción establecida al PLN desde enero 2012.
A nivel de actor individual, Luis Gerardo Villanueva es el principal perdedor. A pesar de su exitosa labor sumando votos de otras fracciones en torno a su reelección, no contaba con que a última hora Casa Presidencial objetara su nombramiento y optara por un tercero funcional.
3. ¿Qué gana el PLN? Por un lado, logra evitar que los reflectores de la presidencia del Congreso recaigan sobre un diputado no oficialista en época electoral. También queda en capacidad de influir en el avance o retroceso de investigaciones en marcha y otras por iniciarse, dado su poder sobre la agenda y la integración de las comisiones. Además, tiene la potestad de decidir la extensión del receso de fin de año, que normalmente inicia en diciembre y se extiende más allá de las elecciones de febrero, para que legisladores y asesores trabajen la campaña.
4. ¿Cuál es el costo de ganar? El PLN queda expuesto a que la buena o mala marcha de la AL y del país se le atribuya a su partido. Los diputados de oposición podrán abrirle un frente de ataque a la gestión de gobierno y a la campaña de Johnny Araya mediante la figura de Mendoza Jiménez, lo cual perjudica el propósito verdiblanco de sortear la crítica por la deficiente gestión de gobierno, haciéndose ver como “tres PLN distintos”: el de la fracción legislativa, el de Gobierno y el de campaña.
5. ¿Qué gana el país? Aunque un mejor alineamiento entre Zapote y AL no garantiza recuperación de legitimidad, sí imprime alguna calma a los encargados de la imagen del gobierno.
En materia de trabajo legislativo efectivo, en este último año se convocan menos sesiones y aumenta el ausentismo. A nivel de producción de leyes, ya no hay agenda estratégica con factibilidad de ser aprobada. Si bien ningún gobierno busca tramitar proyectos complejos en periodo electoral, la movilización social en oposición a la fallida concesión San José – San Ramón resfría aun más el impulso de reformas susceptibles de agitación social. Por ello, son escasas las transformaciones sustantivas que podrán realizar los diputados en este periodo.
6. ¿Qué es lo que viene? La consecuencia del “bendito” de doña Laura a favor de Mendoza Jiménez es una nueva interferencia en la independencia de Poderes – dicho sea de paso, cada vez menos pudorosas – que oposición y movimientos sociopolíticos tendrán en cuenta, y que los podría llevar a acentuar su protesta en casos como el traslado de la lotería electrónica de la JPS a manos privadas, la implementación de la portabilidad numérica en telefonía celular, el aumento de la edad de retiro para pensionarse, la eventual concesión de la ruta a Cartago y el malestar irresoluto de los vecinos de Santa Ana y Ciudad Colón por el cobro del peaje, entre muchos más.
El reto del nuevo Presidente Legislativo será mostrar prudencia y dar señales de al menos cierta autodeterminación respecto de Zapote. En este sentido, le es conveniente corresponder el reconocimiento que varios diputados de oposición han hecho de su disposición al diálogo y el ambiente de respeto que podría propiciar.
La principal tarea de la oposición, medios de comunicación y sociedad civil, será vigilar que el ejercicio del control político no se vea alterado, y que sea efectivo en evitar el uso de los recursos públicos y las instituciones del Estado en prácticas irregulares para atraer clientela electoral en los meses venideros.
*Politólogo