España. (SEP) – Celebramos el aniversario de la Virgen de los Ángeles, llamada cariñosamente La Negrita, que no solo fue declarada Patrona de los católicos de Costa Rica en 1824 sino que también fue nombrada protectora de los católicos de las Américas por el Papa Juan Pablo II. Pero ¿cuándo y dónde se dio la primera aparición? Puesto que sabemos que gran cantidad de lugares del planeta tienen registrada una visita mariana, por lo cual se le denomina con muchos nombres mundialmente y se le venera en agradecimiento a los favores que se atribuyen.
Según parece, la primera aparición histórica de la Virgen María, aceptada por la Iglesia, es la de la Virgen del Pilar, considerada patrona de la Hispanidad y venerada en la Basílica de Zaragoza, una localidad en España a la que da nombre.
Dice la historia que esta antiquísima y venerada tradición se inicia cuando la Madre de Jesús, aún en vida, se apareció un 2 de enero al apóstol Santiago en Zaragoza en el año 40, acompañada de ángeles que traían una columna o pilar como signo de su presencia.
En el manuscrito de la época que aún se conserva, se denomina por vez primera a la Virgen con el apelativo “del Pilar”.
Se cuenta que el apóstol Santiago llegó a Aragón a predicar el Evangelio y una noche la Virgen María se apareció ante él acompañada por un coro de ángeles y le pidió que en aquel lugar se edificase una Iglesia con el altar en derredor del pilar sobre el cual ella estaba, mientras le hacía la siguiente promesa: “Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda”.
PRIMER TEMPLO DEDICADO A MARÍA
Luego de la aparición, Santiago y sus discípulos construyeron una capilla en aquel lugar y la llamaron “Santa María del Pilar” convirtiéndose así en el primer templo en su honor, el cual es hoy un impresionante edificio barroco, conocido como Basílica del Pilar, donde se custodia aquella columna sobre la que se habría dado la aparición mariana.
Una vez evangelizada aquella zona, Santiago volvió a Jerusalén y murió martirizado alrededor del año 44 d.C. Sus cercanos seguidores tomaron su cuerpo trasladándolo hasta España para su entierro y muchos siglos después su cadáver fue descubierto y llamaron al lugar Compostela, que significa “Campo estrellado”.
Se dice que el pilar todavía existe en nuestros días y ha sido testigo mudo de muchas invasiones, la Guerra Civil Española y la caída de tres bombas que milagrosamente nunca estallaron, hechos en mucho atribuidos a la intervención divina.
Se trata de un fuste de jaspe coronado por una talla gótica de madera de frutal de 40 cm, obra del taller de Juan de la Huerta hacia 1435, de elegantes plegados y tendencias borgoñonas.
CELEBRACIONES Y RASGOS PARTICULARES
El 2 de enero se conmemora la fiesta de la Venida de la Virgen, el 12 de octubre es la fiesta del Pilar y, el 20 de mayo, la fiesta de la coronación canónica; de tal forma que, durante estos tres días del año, la imagen aparece sin manto, dejando ver la guarnición semicilíndrica de plata labrada de la columna.
Así mismo, los escritos muestran tres rasgos peculiares que distinguen esta aparición:
1- A diferencia de las otras, la Virgen aparece cuando todavía estaba en vida mortal en Palestina: “con ninguna nación sucedió”.
2- La columna o pilar fue aportado por ella misma para que sobre él se construyera la primera capilla, el cual se convertiría en el primer templo mariano de toda la cristiandad y finalmente
3- La vinculación de la tradición pilarista con el Santuario de Santiago de Compostela, donde sus seguidores cercanos depositaron el cuerpo de este en España.
LAS IMÁGENES MARIANAS
Es conocido que cada intervención mariana tiene que ver con una realidad histórica precisa y/o ante una necesidad particular, hecho que demuestra su acción maternal, permitiendo contemplar, a través de rostros diferentes, su grandeza; una grandeza perceptible en cualquier tiempo, en cualquier lugar y en cualquier cultura. Porque no importa el nombre que María reciba o la advocación con la cual se le invoque, sino la devoción y el amor inquebrantables que todos los fieles católicos le profesan.
Es obvio que todos los videntes describan a la madre del Redentor como una mujer hermosa y muy joven, con facciones bien delineadas, un rostro tierno y puro, en ocasiones sonriendo o con una mirada triste; además radiante y luminosa. Incluso, tomando a veces los rasgos típicos de cada región.
Por eso todas las imágenes marianas, fruto de las apariciones alrededor del mundo, presentan una infinidad de diferencias entre sí, que van desde la vestimenta hasta los rasgos faciales, pasando por la lengua o dialecto para generar más confianza en los destinatarios de sus apariciones y haciendo inteligible su mensaje sobre todo a los niños. Pero también hay semejanzas, pues se manifiesta de diferentes maneras para ganarse la simpatía y aprobación de los nativos locales, pues no quiere ser una extraña.
En todo caso, ella se adapta a la mentalidad, la cultura y la psicología del vidente y del pueblo.