La legitimación de capitales es el mecanismo a través del cual los delincuentes intentan darle una apariencia lícita a los productos o dineros que se originan de una actividad delictiva. Este fenómeno no solo financia actividades delictivas, como el narcotráfico, la corrupción, la extracción ilegal de oro y el contrabando, sino que también desestabiliza economías y corrompe instituciones.
Según las estimaciones realizadas por la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), el lavado de dinero alcanza una cifra aproximada de 2,7% del Producto Interno Bruto mundial cada año.
De acuerdo con lo establecido por UNODC, el 29 de octubre es considerado como el Día Mundial de la Prevención del Lavado de Activos. Este año, su consigna se centra en la necesidad de dar un enfoque multifacético, estimando como esencial la educación, la colaboración internacional, la implementación de estándares y el uso de la tecnología avanzada.
Respecto a la educación, es indispensable desarrollar acciones para que la ciudadanía en general se sensibilice y tome conciencia de lo que trata la legitimación de capitales y las repercusiones nefastas que genera en nuestro orden socioeconómico.
La educación financiera y la promoción de la transparencia son elementos fundamentales para construir una cultura de legalidad y responsabilidad.
Por otro lado, en un contexto global cada vez más interconectado, el lavado de activos es un problema que afecta a todas las naciones, sin importar su nivel de desarrollo. Por ello, la cooperación internacional es trascendental, no solo en la ejecución de investigaciones conjuntas, sino también en el intercambio de experiencias y buenas prácticas en el combate de este flagelo.
Asimismo, la implementación de estándares internacionales obliga a los Estados a mantenerse en un examen constante de su cumplimiento, lo que permite fortalecer el sistema antilavado. En el caso de Costa Rica, se forma parte del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat), el cual busca prevenir y combatir el lavado de activos, financiamiento del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva. Para lograr su cometido, somete a los países miembros a evaluaciones mutuas, para determinar el grado de cumplimiento de las 40 recomendaciones del GAFI.
La tecnología también juega un papel relevante en la lucha contra este delito. El uso de inteligencia artificial y análisis de datos permite a las instituciones identificar patrones inusuales y transacciones sospechosas de manera más eficiente. Sin embargo, es crucial que estas herramientas se utilicen de manera ética y con el debido respeto a la privacidad de los ciudadanos.
De este modo, la lucha contra el lavado de activos es una responsabilidad de todos. Por eso, la colaboración entre autoridades, sector privado y sociedad civil es primordial para erradicar esta práctica destructiva.
*Director del Instituto Costarricense sobre Drogas