Por deshidratación y condiciones climáticas
El Ministerio de Salud prevé un aumento en las infecciones renales y en las nefropatías en 2025 por las condiciones climáticas, altas temperaturas y deshidratación.
Así lo explicó Mary Munive, jerarca de la cartera, quien detalló los impactos a la salud dependiendo del ambiente como, por ejemplo, en 2024 que los aguaceros provocaron gran cantidad de casos de dengue.
“Cuando hay más lluvia, podemos tener este tipo de enfermedades infecciosas, como virus respiratorios o dengue, por los comportamientos que tiene la población.
Cuando hay más sequía más bien tenemos otro tipo de enfermedades más prevalentes. Nosotros desafortunadamente tenemos lo que es la nefropatía mesoamericana, que son las insuficiencias renales”, detalló.
Los principales factores que causarían estos padecimientos son la deshidratación, toma de antiinflamatorios y las prácticas agrícolas muy expuestas a climas de alto esfuerzo, que pueden ocasionar a personas de todas las edades problemas en los riñones.
Según la última estadística del Ministerio de Salud, en 2022 la notificación de casos por enfermedad renal crónica aumentó un 65,9%, pasando de 3.905 hechos en 2021 a 6.482 en 2022, lo que representa una tasa de incidencia de 75.6 casos por cada 100.000 habitantes en 2021 y de 126.8 por cada 100.000 habitantes en 2022.
¿Cómo enfrentar la deshidratación?
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde líquidos corporales, desbalanceándose y comprometiendo algunas funciones del rendimiento físico o cognitivo.
Cualquiera que realice actividad física en condiciones de humedad y alta temperatura puede deshidratarse rápidamente. Una pérdida de agua corporal superior al 1-2% del peso de una persona es capaz de tener un efecto perjudicial sobre el rendimiento tanto físico como cognitivo y en el estado de ánimo.
“Para identificar si estamos deshidratados, observamos el color y el volumen de la orina. Si es clara y abundante, implica que estamos bien hidratados, pero si es obscura y escasa, es un signo de que deberíamos tomar más líquidos”, comentó Pedro Reinaldo García, experto en fisiología.
La ingesta de líquidos se debe distribuir durante el día, para este periodo el consumo de agua total para una persona promedio puede estar entre los dos y tres litros, esto incluye el agua contenida en los alimentos.
Sin embargo, para aquellos que son físicamente activos y viven en un clima caluroso, las cantidades podrían duplicarse.