La temporada navideña, así como lo que se relaciona con fin y principio de año se antoja como un tiempo para compartir tradiciones, historias y relatos que nos hablan del pasado, además, traen al presente los recuerdos familiares, las historias de nuestra comunidad, las tradiciones religiosas y los eventos que han contribuido a dar sustento a nuestra cultura.
Compartir esos recuerdos permite crear puentes entre el pasado y el presente, también rescatar el origen de las tradiciones y por qué no albergar la esperanza de que las nuevas generaciones las hagan suyas y las trasmitan a la siguiente generación para así seguir construyendo esta nación sobre las bases que nos fueron legadas.
La identidad cultural da cohesión a los pueblos, las familias y hace posible que el individuo se sienta parte de un todo en el cual comparte costumbres, hábitos, valores, creencias, prácticas, además, desarrollar un sentido de pertenencia.
Cultivar, proteger, compartir e inculcar nuestras tradiciones es protegernos como nación, blindarnos contra la intromisión de otras creencias, ideas y costumbres que no forman parte de nuestras manifestaciones socioculturales, nos hacen únicos, diferentes, orgullosos de ser costarricenses. Esa identidad es la que nos permite reconocer los valores sobre los cuales se ha fundado el país, los símbolos y creencias que nos permiten reconocernos como demócratas, civilistas, creyentes, hermanos de una misma tierra en la que la solidaridad, la empatía y la búsqueda de bien común han sido nuestro norte, así como el legado de los antepasados.
Pensemos por un momento en que hay más cosas que unen que las que nos separan, además, como con solo reflexionar sobre ellas y compartir nuestro pensamiento hace que cobren un nuevo sentido. Comer tamales puede convertirse en algo más que consumir un delicioso platillo, podría ser la oportunidad de traer viejas memorias, compartir con la abuela, la madre o la tía, cómo era hacerlos ayer, rescatar la historia atrás de la receta, averiguar por cuántas generaciones se ha guardado con celo y descubrir el ingrediente secreto que hace que los de la familia sean algo especial, distintos a los de la vecina o los del supermercado, dando vida a ese sentimiento de orgullo y pertenencia.
La gastronomía es uno de esos factores que nos permiten identificar la identidad cultural de un pueblo, pero al igual que la comida podríamos hacer un recuento de eventos, historias, personajes y tradiciones en esta época del año que nos unen y nos hacen sentir parte de este maravilloso país que llamamos Costa Rica.
Ese sentimiento de unidad y pertenencia es el que debemos rescatar, fomentar, cultivar y trasmitir en todo momento, para seguir construyendo juntos el hogar que nos fue encomendado.
En estas fechas los invito a compartir con los suyos y por qué no también a escribir las anécdotas familiares, las recetas de la abuela, las costumbres de su comunidad, el personaje del barrio, los ritos de la iglesia y todo aquello que en apariencia es solo una actividad o un recuerdo, pero que con el tiempo construyen memorias invaluables, las cuales dan sentido a la forma en que celebramos, recordamos, cultivamos, construimos y preservamos nuestras tradiciones familiares, así como la identidad como nación.
¡Felices fiestas a todos!