Realmente resulta muy preocupante la baja en los índices de natalidad que nos muestra el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Un tema al que el país no estaría dando la importancia que se merece.
La decisión de no tener hijos está cada vez más arraigada entre las mujeres costarricenses. Hoy Costa Rica destaca por ser una de las economías del mundo donde prolifera esta característica.
El indicador, aparte de ser triste, puede tener efectos en el mediano plazo, dado que implica una caída futura en la cantidad de contribuyentes a la Seguridad Social y el Régimen de Pensiones.
Afectará también la recaudación de impuestos, el consumo, los ingresos municipales, las escuelas y colegios, las universidades, entre otros. En definitiva, de mantenerse esta situación, cada día estaremos menos poblados.
Los datos nos dicen que hay 1,29 hijos por mujer en edad fértil, tasa incluso menor a la que se reportaba hace unos 11 años, cuyo resultado podría estar asociado a múltiples factores.
Desde 2020, el país presenta niveles de fecundidad denominados ultrabajos, pues se encuentran en una cantidad menor a 1,5 hijos e hijas y entonces nos preguntamos: ¿Qué estamos haciendo al respecto?
Se dice que hoy tenemos la menor tasa de natalidad del continente y esto en definitiva debería obligar a que el Estado rediseñe diversos programas sociales que tarde que temprano se verán sin financiamiento.
Dicho cambio responde a que cada vez son más los jóvenes que deciden no tener hijos, no solo por el costo económico que implica, sino por cambios que enfrenta el mundo.
Actualmente existe una tendencia a tener mascotas en lugar de niños y esto pasa también por el desinterés en casarse, es más, se tornan cada vez más frecuentes los divorcios y escasean los matrimonios. La tasa de nupcialidad, es decir de matrimonios inscritos en un periodo, durante el 2020-2022 también desciende a 4 por cada 1.000 habitantes, en comparación con el periodo 2014-2018. La mayoría solo acude a la unión civil.
Pero volviendo al tema de los niños, no es de extrañar que las mujeres quieran tener menos hijos, justamente por el costo que puede significar enfrentar solas esta tarea.
En la actualidad se observa cómo el desempleo ataca hoy más a la población femenina y cómo se ha descuidado la generación de centros especializados como las redes de cuido para la atención de los menores.
En una sociedad donde no existen los medios para que las féminas puedan ejercer libremente este derecho, es complicado que se quiera recurrir a dicha posibilidad de la vida.
Por otra parte, al ver el análisis demográfico, es posible observar cómo el costarricense se hace cada vez más viejo, con una inversión en la pirámide poblacional que tarde o temprano pasará la factura.
La mortalidad general evidencia una tendencia al aumento. Ahora hay aproximadamente dos defunciones más por cada 1.000 habitantes, si se analiza el inicio y final del periodo. Esta tendencia se explica principalmente por el proceso de envejecimiento de la población y para 2020-2022, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Es momento de que la sociedad comience a pensar en cuál es el cambio en la estructura que debe darse en los programas sociales, y que nadie diga en unos 10 años que este asunto tan grave nos tomó desprevenidos.