La polémica que se ha desarrollado alrededor del cobro de una patente para todos los que vendan algún artículo en vía pública ha puesto en evidencia el poco conocimiento que las autoridades municipales tienen de la legislación costarricense, en amparo de los vendedores de lotería, es por ello que tratan como iguales a ambos gremios cuando sus realidades son muy diferentes.
El primer punto en donde estos dos tipos de negocios son cortados con la misma tijera, es cuando se les exige tener los mismos requisitos a ambos vendedores para extenderles la patente.
Cuando se creó la Ley de la Lotería, esta lo que buscaba era beneficiar a una población que no tenía otras opciones de ingreso y por eso se les abrió esta posibilidad de empleo. Es por ello que la legislación determinaba que para poder ser chancero debía tener alguna discapacidad o ser adulto mayor. Pero esta no puede ser la misma condición que la Municipalidad imponga para darle permiso a los pregoneros, ya que solo el peso de los periódicos imposibilita a muchos de ellos a realizar esta actividad comercial.
En promedio, un paquete de 100 periódicos pesa poco más de 11 kilos, mientras que cargar 100 billetes de lotería no llega a pesar 1 kilo.
NO SON EMPLEADOS
Los medios de comunicación no tienen pregoneros en su planilla, de manera que no se lleva un control estricto de quiénes compran diariamente el matutino. Simplemente llegan con dinero en mano, y retiran la cantidad que determinan puedan colocar ese día en el mercado, ya que una vez terminada la jornada tampoco se aceptan devoluciones, situación que sí sucede con los vendedores de lotería.
Esta misma situación de ser trabajadores independientes hace que no tengan beneficios como incentivos por ventas, regalías, becas de estudio para sus hijos, como sí lo ofrece la Junta de Protección Social.
“Nuestros pregoneros no laboran para nosotros. Son trabajadores independientes que simplemente llegan a comprarnos un productos que se les da más barato para que ellos lo revendan, pero sin que se les pida ningún tipo de requisito para realizar la actividad”, explicó Iary Gómez, gerente de Grupo Extra.
El tiempo de venta de la lotería es 3 o 4 veces mayor que la de un pregonero, ya que los primeros tienen entre 3 y 7 días para vender cada producto, mientras que en el caso de los vendedores de periódicos estos solo cuentan con menos de medio día para colocar todo el producto.