El economista del Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional (Cinpe-UNA), Leiner Vargas, advirtió que el precio del frijol negro podría subir hasta un 30% si el Consejo Nacional de Producción (CNP) no autoriza a tiempo la importación para complementar las necesidades y que no ocurra un desabasto.
Se trata de un mecanismo legal que permite suplir un producto cuando la existencia que hay se está por agotar. Este ingresa pagando un menor impuesto y debe ser decretado por el Gobierno.
Costa Rica no es autosuficiente en la producción de frijol y es por eso que cada cierto tiempo necesita favorecer su importación. La decisión debería tomarse para este segundo semestre.
“Para que ese desabasto pueda hacerse realidad se necesita la autorización del CNP, donde a la vez permita la importación de 4.000 o 5.000 toneladas de frijol negro para que podamos tener un mercado del grano que no obligue a un incremento de precios adicional”, dijo Vargas.
El economista de la UNA indicó que, dadas las condiciones, enlaces e inventarios de la cosecha en la región Sur, es preciso que la institución tome ya la decisión y así garantice un mercado de frijol más favorable para fin de año que beneficie a las familias costarricenses.
“En el fondo se trata de tener un balance entre la producción nacional y la importación, por lo que es urgente que el CNP acoja este tema lo antes posible. De no tomarse este acuerdo, el frijol subiría cerca de un 30% adicional al precio vigente en los próximos días o semanas, ahogando más a las familias pobres del país y, por supuesto, atizando la inflación, que ya de por sí es bastante alta”, resaltó.
El desabasto debería venir con un arancel relativamente bajo, se recomienda de cero, para poder garantizar que los precios en el mercado se mantengan y no haya una subida adicional.
Un análisis de la Universidad de Costa Rica (UCR) apunta a que los aumentos en granos básicos evidencian la dependencia del suministro internacional de alimentos, afectado por el encarecimiento de las materias primas como los fertilizantes y el combustible, que ha resultado de la crisis de los contenedores y del conflicto entre Rusia y Ucrania.
“El problema de los altos precios de los granos básicos que afectan hoy a los consumidores, tiene raíces profundas que iniciaron décadas atrás. Decisiones políticas, la inacción estatal y la falta de coordinación entre los sectores involucrados llevaron al país a pasar del autoabastecimiento en los años 80 a un estado de dependencia de las importaciones de arroz, frijoles y maíz”, indica el documento.