(EFE) La anunciada nueva candidatura del expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) en 2025 que, de ser avalada legalmente, será la sexta en su vida política, es uno de los principales factores de división en el partido oficialista que amenaza, además con generar un nuevo escenario de conflicto en el país.
Los sectores del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) que son leales a Morales emplazaron al Tribunal Supremo Electoral (TSE) a aprobar un congreso partidario realizado el año pasado en el que le proclamaron como su “candidato único”, en ausencia del presidente del país, Luis Arce, y el vicepresidente David Choquehuanca.
Si el TSE no aprueba el congreso, estos sectores amenazan bloqueos de carreteras hasta lograr la renuncia de los mandatarios, una advertencia hecha al llegar a La Paz el lunes después de siete días de una caminata liderada por Morales desde la región andina de Oruro.
Los abogados del exmandatario aseguran que está “plenamente habilitado”, pero el Gobierno de Arce insiste en que no lo está basándose en una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) sobre la reelección indefinida, un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) boliviano y la misma Constitución.
Primeras candidaturas
Si los sectores afines a Morales logran que se habilite su candidatura, será la sexta vez que el político aspira a la Presidencia boliviana.
La primera fue en 2002, cuando quedó segundo con el 20,94 % de los votos, aunque llegó igualmente al Parlamento porque también se postuló como diputado, y desde allí hizo oposición primero contra el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003) y luego contra Carlos Mesa (2003-2005).
Su segunda candidatura fue en 2005, tras lograr mediante la protesta social la renuncia de Mesa, que la sucesión llegara al entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé (2005-2006) y que se adelantaran las elecciones.
El también líder cocalero ganó esas elecciones con el 53,72 % de los votos y tomó juramento el 22 de enero de 2006, dando inicio a lo que el oficialismo llama “proceso de cambio” o “revolución democrática y cultural”.
Morales promovió una Asamblea Constituyente por la que desde 2009 rige un texto constitucional que, entre otros, limitó a dos los mandatos consecutivos.
El político se presentó a los comicios generales de diciembre de 2009 y fue reelegido para un segundo mandato con el 64,22 %.
Postulaciones cuestionadas
Pese al límite constitucional, Morales pudo aspirar a un tercer periodo en 2014 avalado por el TCP que validó su argumento de que su primera gestión no contaba porque el país se refundó como Estado Plurinacional con la nueva Constitución. Así, fue reelegido para un tercer periodo con el 61,36 % de los votos.
Ni bien tomó juramento, el oficialismo empezó a buscar la forma de habilitarlo para los comicios de 2019, para lo cual promovió un referendo en 2016 que, no obstante, el resultado le negó la reelección.
Pese al resultado adverso, el MAS volvió a acudir al Constitucional pidiendo que se aplique un artículo de la Convención Americana de los Derechos Humanos para permitir que Morales aspire a un cuarto mandato en 2019.
El tribunal boliviano avaló en 2017 la reelección indefinida, al reconocer el derecho humano de los mandatarios a ser elegidos y del pueblo a elegirlos y así el político pudo presentarse a los comicios de 2019, en los que fue proclamado ganador en medio de denuncias y protestas sociales por un supuesto fraude electoral a su favor.
Morales terminó renunciando a la Presidencia alegando ser víctima de un “golpe de Estado”, las elecciones fueron anuladas y se repitieron un año después, con el triunfo de Luis Arce, candidato designado por el expresidente, con el 55,11 %.
En medio de la pelea interna en el MAS, que comenzó a finales de 2021, el TCP estableció en diciembre pasado que en Bolivia el presidente y vicepresidente solo pueden ser electos y ejercer un mandato por dos períodos, ya sean continuos o discontinuos, acogiéndose a la resolución de 2021 de la CorteIDH.
El congreso en el que Morales fue proclamado candidato para 2025 no es reconocido por el órgano electoral que ha instado a ambas facciones oficialistas a renovar su dirección nacional en consenso.