Cuando se trata del cuidado y el bienestar de la piel, la exfoliación desempeña un papel importante. Este tratamiento de belleza elimina la capa superior de la epidermis, caracterizada por la suciedad, el maquillaje y las células muertas. La exfoliación puede realizarse con productos exfoliantes específicos, tanto en el rostro como en el cuerpo.
La elección del exfoliante también determina la frecuencia del tratamiento. Si se elige un producto de acción ligera, la exfoliación puede realizarse dos veces por semana.
En cambio, si se utilizan productos más fuertes se debe esperar más tiempo entre los tratamientos.
Existen dos categorías principales de exfoliantes, la física se consigue mediante un suave masaje de la piel y el uso de cremas y geles con micro gránulos, o accesorios específicos.
El frotamiento mecánico elimina las células superficiales y estimula la producción de colágeno. El resultado es una piel más suave y uniforme. El masaje desempeña un papel fundamental en el proceso de exfoliación.
Los exfoliantes químicosimplican el uso de ácidos específicos seleccionados según las características de la piel. Este tipo de exfoliación se realiza en centros especializados y por profesionales que saben cómo utilizar estos productos, está especialmente indicada en presencia de acné, granos o envejecimiento de la piel.
Entre los beneficios de la exfoliación se puede mencionar una piel más suave, tersa y luminosa, aclara las manchas de la piel, eliminar los puntos negros y los granos afinando los poros dilatados.
También aumenta la renovación celular al favorecer la producción de colágeno, además permite que los productos que se utilizan para nutrir e hidratar la piel penetren en profundidad, aumentando así su eficacia.