Un riachuelo que no llegaba ni a los tobillos fue el responsable de quitarle la vida a Benito Tenorio Álvarez, de 52 años. Los restos fueron hallados la madrugada de ayer luego de que disfrutara de una “tanda” junto a su hijo.
Los hechos se registraron en Río Belén en Carrillo, Guanacaste; Carlos Enrique, hijo del occiso, expresó que las últimas horas las pasaron juntos; sin embargo el joven se adelantó, pues se sentía borracho.
“Estuve con mi papá, me invitó a ir a una licorera, estuvimos bastante rato luego nos fuimos al bar El Jicarito y como me sentía muy mal le dije que ya yo estaba muy borracho y que mejor me marchaba; fue lo último que hablamos”, recordó el joven.
Supuestamente, el hoy occiso se dirigía hacia la casa con el fin de buscar más dinero. Lugareños lo encontraron y fueron los que dieron la alerta a los familiares.
Al sitio se presentaron agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), quienes tratan de determinar si se trató de un accidente o si por el contrario se trató de una trampa mortal. Los exámenes de autopsia determinarán si presentaba otro tipo de golpes y si estaba bajo los efectos del alcohol. El fallecido se ganaba la vida cuidando una finca de la localidad.