Las adolescentes entre 14 y 17 años se convertían en las víctimas del negocio ilícito de explotación sexual que tenían tres hermanos de apellido Hernández (2 mujeres-1 hombre) y el excompañero sentimental de una de las “madrinas”, identificado como Bejarano.
Las víctimas al parecer eran prostituidas en montos que oscilaban entre los ¢25 mil y hasta $500; según señalaron en el arranque del juicio que se lleva en el Tribunal penal de San José.
La plata sucia, además de las propinas que los sujetos le podían dar a las menores, debía ser entregada a los hermanos y a Bejarano, pues según con la acusación de la fiscalía, los sospechosos les revisaban hasta los genitales para que las afectadas no se dejaran ni un cinco.
En el debate la fiscalía dejó claro que en ocasiones las víctimas hasta eran amenazadas con un arma de fuego en la cabeza, con el fin de que accedieran a mantener relaciones sexuales.
LAS TRASLADABAN EN TAXI
Bejarano, quien era taxista y compañero sentimental de otra de las imputadas, era quien en ocasiones traslada a las menores a diferentes sitios del país. Supuestamente eran llevadas hasta Jacó, Puriscal y distintos moteles del área metropolitana.
En una de las ocasiones, se supone, Bejarano aprovechó que se encontraba a solas con una de las menores y mientras ella se bañaba la atacó, utilizando la fuerza para violarla; al parecer una de las imputadas hasta toqueteó a la víctima mientras su amado la violaba.
Los sujetos fueron detenidos mediante allanamientos simultáneos en diciembre del 2012 en la Uruca y San José.