Polonia, un país muy dependiente del carbón, prevé cerrar su último pozo minero en 2050, cumpliendo así el plazo fijado por la Unión Europea (UE), pero su transición a la energía verde, según los expertos, va con retraso y podría toparse con numerosos obstáculos.
Pese a tres décadas de reformas del mercado que se saldaron con éxito y un crecimiento constante desde su transición del régimen comunista a la democracia, el carbón representa cerca del 80% de la potencia energética del país.
La gigantesca central de Belchatow, que funciona con lignito, es el \”mayor emisor de gases con efecto invernadero\” de Europa, según la UE y varias asociaciones ecologistas mundiales.
El país debería haber empezado a relegar el carbón hace décadas para poder alcanzar los objetivos europeos de emisiones netas nulas, según el profesor Piotr Skubala, de la Universidad de Silesia, en la región minera del sur del país. Además, las minas de carbón son responsables de más de 80.000 empleos, fuertemente subvencionados y politizados.
Según Grzegorz Wisniewski, jefe del IEO, un grupo de reflexión sobre las energías renovables, el coste medio de la energía en Polonia $60 dólares por megavatio/hora, es el doble que en el resto de la UE.
\”Cada año que Polonia siga siendo dependiente del carbón, sus costes energéticos aumentarán considerablemente\”, declaró Wisniewski a la AFP.