Decenas de oficiales de la Policía Penitenciaria destacados en el Centro de Atención Institucional (CAI) Vilma Curling se manifestaron este lunes para exigir su derecho a la comunicación.
El movimiento se realizó solo por algunas horas en la mañana antes de ingresar al turno que los dejaría incomunicados por los siguientes siete días.
De acuerdo con las personas afectadas, en su mayoría mujeres, por esta situación han tenido problemas para que les indiquen situaciones de salud de sus hijos, parejas y padres, agravando y retrasando la atención médica de sus allegados.
La incomunicación se debe, según explican, al bloqueo de la señal celular aplicado para impedir estafas desde los centros penitenciarios, pero ha afectado no solo las celdas y sus inquilinos, sino también a los trabajadores del centro penal, así como a los vecinos y comercios de zonas aledañas.
Édgar Morales, secretario general adjunto de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), explicó que en el CAI Vilma Curling laboran en su mayoría mujeres que son madres y jefas de hogar, quienes han tenido que dejar a sus pequeños a cargo de terceras personas para poder llevar el sustento a sus hogares.
A ellas no les preocupa solo el desarraigo de dejar a sus hijos toda la semana para permanecer en el centro penitenciario y cumplir con sus labores, sino que ya no tienen contacto con sus seres queridos, lo cual les ha generado estrés, ansiedad y angustia.
“A estas personas les violentaron su derecho de comunicarse con sus familias, sobre todo las madres y aquellos con personas enfermas en casa, a quienes les mandan las citas médicas por correo o por mensaje, totalmente incomunicados aquí adentro durante siete días, incluso aquí afuera de la cárcel no hay comunicación”, dijo.
Y añadió que “los vecinos están seriamente afectados, el colegio, el kínder, esto afecta también a la comunidad, es grave lo que está pasando, la ministra no da pie, sin embargo los jefes de seguridad sí tienen señal, ellos sí pueden comunicarse libremente, esto quiere decir que lo mismo se puede hacer con todos los trabajadores”.
En el Vilma Curling hay aproximadamente 160 trabajadores que pasan incomunicados siete días a la semana, pues solo se les permite y garantiza llamadas de emergencias, mas no se les da la posibilidad de llamar a sus seres queridos para compartir un rato con ellos y enterarse del acontecer diario.
Sin embargo, el Ministerio de Justicia acondicionó una sala con computadoras para que las privadas de libertad se comuniquen por medio de videollamada con sus allegados.
Morales destacó que continuarán con las manifestaciones en los centros penales cuando se den los cambios de turno, pues se sienten desamparados por las autoridades de Justicia.
“La gente está asqueada e indignada con la actitud de parte de las autoridades que no atienden y no vemos en el tiempo atisbo para resolver este problema”, indicó.
Las oficiales penitenciarias han propuesto que, dado que los dormitorios del cuerpo policial están alejados de los pabellones de las privadas de libertad, se establezca una zona wifi, de forma que, al concluir sus labores diarias, en los cuartos ellas puedan entablar un contacto con sus parientes.