El combate a la pobreza es una de las tareas en que Costa Rica no solo no ha avanzado, sino que en algunos indicadores ha retrocedido.
Así lo indica el informe “Análisis de avance en los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) respecto a las metas globales de la Agenda 2030 en Costa Rica”.
Este trabajo fue realizado en 2023 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este estudio señala, por ejemplo, que en 2016 y 2017 la incidencia de la pobreza extrema mostró reducciones respecto a 2015, acordes con la tendencia de progreso esperada.
Sin embargo, en 2018 se registró un aumento en esa incidencia (asociado a una reducción en el ritmo de crecimiento económico) y a pesar de que en 2019 volvió al nivel de 2017, en 2020, como resultado del grave impacto de la pandemia de Covid-19, aumentó hasta el 4,7%, cuando en 2015 se encontraba en el 4,3%.
Este incremento incluso se aceleró posterior a la pandemia de 2020. Es así como en 2023 la pobreza extrema llegó al 6,3%, dos puntos por encima que ocho años atrás. Esto representaría 100.000 personas más en pobreza extrema.
CRECIMIENTO ECONÓMICO Y ESTANCAMIENTO SOCIAL
En la última década Costa Rica ha experimentado un crecimiento en su economía de manera casi sostenida.
Salvo por las afectaciones en época de la pandemia, su economía ha avanzado gracias a la inversión extranjera directa (IED), a la diversificación y especialización de sus exportaciones, y a una política clara de apertura hacia otros mercados.
Esto quiere decir que en cuanto a IED, según datos de la Promotora de Comercio Exterior, para 2023 el país obtuvo $3.921 millones (¢1,9 billones).
Tiene vigentes 15 acuerdos comerciales con varias naciones y bloques de países, pasó de ser un país exportador de banano y café a ser uno de los principales exportadores de dispositivos médicos y de alta tecnología.
Esto ha permitido que el Producto Interno Bruto (PIB) pasara de $52.000 millones (¢26 billones) en 2014 a $69.240 millones (¢34,7 billones) en 2024 para un crecimiento del 21% en una década.
No obstante, la reducción de la pobreza, según datos del Banco Mundial, ha sido más lenta que eso. En 2014 alcanzaba al 24,6% de los costarricenses, mientras que en 2023 bajó al 21,8%.
Esto se refleja en una reducción del gasto público que va dirigido a servicios esenciales como salud y educación.
Según la ONU, en 2015 el país invertía en este tipo de gastos el 42,93% de su presupuesto.
De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el 25,6% de todo el presupuesto de 2024 está destinado a este tipo de transferencias e inversiones.
Este dato está muy lejos de lo presupuestado para el pago de deuda y amortizaciones, que será del 46,2%.
EFECTOS EN LOS HOGARES
Estas distorsiones tienen afectaciones, principalmente en el cumplimiento de las metas de reducción de pobreza y mejoramiento de las condiciones de vida.
Un ejemplo de ello es la meta de reducción de la malnutrición. Cuando el país firmó el compromiso con las Naciones Unidas, en 2015, planteó reducir este rubro al 0% en 2030.
En ese momento el dato se encontraba en el 4,1%.
Para 2024 las proyecciones buscaban que tuviera menos del 2% de personas con mala alimentación.
Actualmente el dato se encuentra en el 3,4%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).
Según el Banco Mundial (BM), Costa Rica en términos de reducción de las desigualdades es un caso atípico porque es de los pocos países de Latinoamérica que no han logrado reducir la desigualdad.
Para esta institución internacional “las oportunidades de generación de ingresos para los trabajadores con menor nivel educativo se deterioraron prácticamente en todos los sectores”.
También indica que los migrantes nicaragüenses, los afrodescendientes y las poblaciones indígenas registran tasas de pobreza estructuralmente más altas.
“Las tasas de pobreza de los migrantes nicaragüenses ya eran un 10% más elevadas antes del inicio de la pandemia. Y se dispararon a más del 50% durante la pandemia. Además las madres solteras son otro grupo que sin duda enfrenta grandes desafíos”, señala el BM.