En 19 años la población empezará a disminuir gradualmente hasta llegar a 3,5 millones; es decir, 1,5 millones de costarricenses menos que los que hoy habitan el país.
El fenómeno de natalidad ultrabaja, producto de que la sociedad ya no tiene la cantidad de hijos para cubrir el cambio generacional, provocará en perspectiva que la población en 2095 sea similar a la de 1995. Es decir, será el mismo número, pero con 100 años de diferencia.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la población alcanzará su punto más alto de la historia en 2044, cuando llegue a 5.439.639.
Después empezará a disminuir, llegando a estar por debajo de los 5 millones en 2067 y por debajo de los 4 millones en 2089; o sea, es 22 años el país perdería 1 millón de habitantes.
Aunque no es una problemática nueva, Costa Rica corre contra el tiempo para tomar acciones que permitan mejorar el panorama porque los sistemas de pensiones y las políticas deben empezar a enfocarse en reducir el impacto por la falta del recambio generacional y el envejecimiento de la población.

“La reducción en el número de nacimientos aumenta con el tiempo el peso relativo de las personas adultas mayores, lo cual explica el proceso de envejecimiento poblacional y plantea desafíos para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y de seguridad social”, explicó el demógrafo Luis Rosero.
Problema en educación, salud y pensiones
Datos del Ministerio de Educación Pública (MEP) revelan que cada año se cierran en promedio 10 centros educativos por falta de estudiantes, debido a la baja natalidad.
Además el sistema de salud deberá fortalecer la red nacional de geriatría y replantearse la importancia de más hospitales especializados en atención de la población adulta mayor.
“La reducción de la población activa y el envejecimiento poblacional ejercerán una presión creciente sobre los regímenes de pensiones, ya que habrá menos cotizantes y un mayor número de beneficiarios.
Sin medidas oportunas esto podría comprometer la sostenibilidad del sistema, requiriendo ajustes, junto a la diversificación de las fuentes de financiamiento”, señaló Nogui Acosta, ministro de Hacienda.
Además estima que el envejecimiento poblacional implicará un incremento en la demanda de servicios de salud, particularmente en atención de enfermedades crónicas y cuidados de largo plazo.
“Esto presionará el gasto público, haciendo necesario un rediseño del sistema de financiamiento y modelos de atención más eficientes”, agregó.
En 2012 las costarricenses tenían en promedio 1,84 hijos al finalizar su periodo fértil, nivel que para esa fecha se encontraba por debajo del reemplazo generacional (2,1 hijos).
Sin embargo, para 2022 la media se redujo a 1,29; es decir, aproximadamente uno menos en los últimos 11 años.
Estos números señalan que a partir de 2020 el país presenta índices de fecundidad ultrabajos, pues se encuentran por debajo de 1,5 hijos.
Si hablamos de los nacimientos totales en todo el país se comprueba una disminución mayor de más de cinco puntos en la tasa bruta de natalidad.
Según el INEC, en 2010 se contabilizaron 70.922 nacimientos y una tasa de 15,6.
A partir de ese año empieza a descender de forma lenta, acelerándose desde 2016 y llegando a 2022 a 53.435 con una tasa de 10,2, mientras que en 2023 solo se registraron 50.205.

Nogui Acosta
Ministro de Hacienda
“Se debe comenzar a generar acciones que promuevan reformas estructurales que garanticen la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y salud, así como estrategias que impulsen la productividad”.

José Leonardo Sánchez
Ministro de Educación
“Estamos en un contexto demográfico en el cual cada año cerca de 30.000 estudiantes, por la dinámica de las tasas de natalidad, matriculan menos. Cerramos más de 100 centros educativos en 10 años”.

Jaime Barrantes
Gerente de Pensiones CCSS
“Esta transformación que estamos viendo en la sociedad costarricense requiere una visión diferente al tema de las pensiones. Está el tema que vengan de distintas fuentes, como nosotros, que tenemos el ROP”.