Desde muy pequeña Daniela Alfaro Stivalet aprendió a dibujar y pintar. Después le apasionó pintar en acrílico. Su familia la apoyó y así fue como el arte entró a sus venas. Pero también entró el deporte, el jiu jitsu le gustó tanto que tiene 7 años de practicarlo de manera profesional.
Tenía una meta, estar en un mundial de la Federación Internacional de Jiu Jitsu Brasileño. Asistió al Mundial Máster de 2016 en las Vegas, al de 2017 y este año la cosecha dio frutos.
SUS INICIOS
“Yo pinto desde pequeña. Mi papá es arquitecto y estuve en el Colegio Castella. Siempre he dibujado y pintado. Mi papá fue el que me enseñó. Más bien cuando tengo tiempo, cuando estoy inspirada y motivada, es cuando pinto. Cuando no tengo compromiso de un torneo y si estoy suficientemente motivada es cuando pinto”, comenta.
Pero para inscribirse en dicha competencia necesitaba dinero y lo logró rifando un cuadro de los que pintó.
Una cosa fue de la mano de la otra y después de sacar las primeras dos peleas con llave de brazo pasó a la semifinal. Ahí un Ezequiel la puso en la final.
“Esta chica fue muy ruda, con muy buena postura, era de judo y yo no tengo mucho judo. Me derribó y estuve peleando. Costó porque me estaba agotando. Faltando dos minutos para finalizar el tiempo ocurrió que hice un ámbar volador y con eso logré finalizarla”, reveló.
¿QUÉ SIGNIFICA SER
CAMPEONA MUNDIAL?
“Para mí es muy difícil todo esto. Es difícil explicar el momento en que uno tiene poco tiempo para finalizar y ganar una pelea. Hasta yo misma me sorprendo de cómo salió ese ámbar volador, pero pasó.
Es la primera vez que soy campeona mundial y me siento feliz por eso porque la verdad estuve entrenando muy fuerte para lograr un buen lugar en el podio. Nunca me imaginé que iba a ser campeona mundial. Nunca me pasó eso por la cabeza, pero me doy cuenta de que hay cosas que pasan y señales. Es muy difícil explicar mis emociones”, afirma.
Le dedica este gran logro a su familia, amigos y a su novio y profesor Roger Coelho.