Sí, aunque suene extraño. Usted está leyendo bien. En el mar jurisdiccional de Costa Rica estamos viviendo un verdadero fenómeno de pesca ilegal, reportada, pero no autorizada.
El 59% de los barcos atuneros reportados por la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) que operaron en la ZEE de Costa Rica entre el 2008 y 2011 no tuvieron licencia para operar según se desprende de datos del Incopesca, es decir que pescaron sin permiso y se llevaron el atún costarricense sin pagar ni un centavo, esto se conoce como pesca ilegal, reportada y no autorizada.
La piratería moderna en las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de los diferentes países es responsable de capturas de pesca cuyo valor asciende anualmente a entre 10 y 20 mil millones de dólares. Se estima que hasta un 30% de la captura mundial de pescado es ilegal (Hilborn et al, 2012) .
Lo anterior sustenta la interpretación de que el crimen debe de entenderse como una actividad económica y no como una aberración social, donde se sopesa el potencial de rédito versus el riesgo de ser capturado.
En los años 50, los primeros atuneros de red de cerco en el Océano Pacífico Oriental (OPO) encontraron útil capturar escuelas de atún asociadas a objetos naturales flotantes tales como troncos (Hall, 1998). De ahí en adelante, los atuneros industriales de red de cerco se concentraron en el uso de objetos flotantes a la deriva para mejorar sus capturas llegando al uso de plantados en los años 80, los cuales rápidamente se extendieron en la década del 90.
Los plantados son sustratos artificiales que generan un “lugar de encuentro en medio mar” o hábitat concentrado para diferentes especies de peces que buscan refugio y alimento. La proliferación de estos artefactos atenta contra la biodiversidad de los océanos tropicales ya que se estima que entre 47.000 y 105.000 plantados al año se despliegan a la deriva, con radio-boyas, ecosondas y paneles solares que vía satélite le indican al barco atunero cuánta biomasa hay asociada a ese plantado.
Los plantados a la deriva han aumentado más de un 60% desde el 2006 en el Pacífico Oriental, en consecuencia, el 50% del atún enlatado a nivel mundial se captura usando plantados (pewenvironment.org ).
El uso de estos dispositivos, también conocidos como FADs, aumenta la posibilidad de al menos cuatro impactos negativos:
- Reducción del reclutamiento de atunes de tallas menores al stock de pesca
- Aumento de la captura incidental de especies no-objetivo y la perturbación del balance ecosistémico pelágico.
- Alteración de las migraciones normales de las especies asociadas con los plantados.
- Reducción de la biomasa capaz de desove y del tamaño del stock de pesca, normalmente asociada al atún ojón y aleta amarilla.
Se estima que la captura incidental de especies no objetivo en plantados puede ser de hasta un 25% de la captura total (pewenvironment.org).
Además, para el OPO, se estima que la pesca incidental incluye un 5% de Marlin (IRD et al. 2012), especie declarada de interés turístico en Costa Rica, afectándose una industria económicamente importante para el país.
El uso de plantados fue prohibido por acuerdo del Incopesca-AJDIP/241-99 del 15/07/1999 atendiendo a su efecto depredador de trampa ecológica, sin embargo entre el 2002-2011 se reportan 795 lances de red de cerco sobre plantados prohibidos, además se han registrado 899 lances sobre objetos flotantes no identificados ( que podrían ser plantados) cuya distribución espacial y composición de especies coincide con los patrones característicos de la pesca sobre plantados. Cada lance se hace con redes que tienen hasta 1.5 Km de largo x 200 m de profundidad. Estas redes podría cercar varios aviones jumbo de pasajeros en un solo cerco, dadas sus gigantescas dimensiones.
El uso de estos artefactos –no permitidos en Costa Rica- ha impactado en los reportes de pesca incidental. Según el estudio El Estado de las Pesquerías de Atún en el Pacífico Costarricense, realizado por Fecop, en el país se capturan al menos 53 especies de peces de tallas menores, no objeto de la pesca de atún y muchos de ellos en estado de inmadurez sexual.
En la ZEE del Pacífico de Costa Rica, en el periodo 2002-2011 se ha estimado una captura de 1.6 millones de atunes de tamaño menor a 2.5 kg, cuando la talla de primera madurez es de 12.4 a 21 kg/individuo para el atún Ojón y Aleta Amarilla, respectivamente, que son las especies más capturadas en nuestras aguas.
Ya estos artefactos han jugado un rol importante en llevar a dos poblaciones de Ojón a la categoría de sobre-pescados (pewenvironment).
A pesar de esto, en Golfito, es común ver atuneros anclados con cientos de plantados almacenados listos para ser desplegados en nuestro mar jurisdiccional.
Hacemos un llamado a las autoridades de Gobierno para atender la pesca ilegal en aguas costarricenses por barcos de bandera internacional con licencia de pesca pagada, regalada o aquellos ejerciendo la piratería moderna, especialmente al sureste de la Isla del Coco. Nuestros pescadores se merecen el esfuerzo del Gobierno para rescatar este recurso, para que pueda ser aprovechado de forma responsable por el sector pesquero nacional que tanto lo necesita.
*Director Ejecutivo Federación Costarricense de Pesca (Fecop)