En los aspectos de nuestra educación, lamentablemente persisten una serie de deficiencias y desórdenes. Por ejemplo, el uniforme que se supone en su concepto implica “único”, en los últimos años lo que menos tiene es de uniformidad. Por ejemplo en los niveles de sexto grado se han implementado las camisas t-shirt con colores distintos para cada año. Entonces esas prendas ya no le servirán a otros estudiantes que vienen desde el nivel anterior, esto implica un gasto innecesario y el negocio para los que fabrican y estampan con los escudetes de cada institución.
Además, cada escuela o colegio, al darle carácter de obligatoriedad al uso de esas camisas específicas, afecta los boalsillos de aquellos padres de familia con estado de pobreza, de todas maneras muchas becas para estos casos son negadas, entonces ¿cuál es la educación gratuita y costeada por el Estado? Y si acaso es gratuita, es en el sentido de las instituciones públicas donde no se deben pagar cuotas mensuales. Aun así, en muchas escuelas, a cada rato, se pide a los padres de familia dinero y otros bienes para realizar “meriendas compartidas”, fiestas de medio periodo o vacaciones, entre otras actividades innecesarias.
Luego, se debe considerar que, respecto al salario escolar en el sector privado, no todos los patronos lo deducen como un fondo, que luego debería ser retribuido al trabajador que tiene hijos en las instituciones educativas. En esos casos es donde más se justifica que el Estado ayude a esos hogares. Sin embargo, el Fonabe pese a ser un ente creado para esos fines en la práctica tiene gran desorden de adjudicación de becas. Por eso la ayuda no siempre llega a las necesidades reales.
Respecto al tema de los textos educativos, se ha visto que muy a menudo, incluso hasta de un año a otro, en los textos se incluyen ligeras variantes de sus contenidos, lo cual obliga a los padres de familia a comprar nuevos textos, pero eso genera gastos extra a los padres de familia, mayor impacto ecológico al producir más papel y creciente consumo energético de producción. Otras veces los educadores piden libros que al final de cuentas nunca usan en la clase. Y de todo esto, los que más se favorecen son los editoriales y talleres gráficos o de impresión. Aquí se ve el “negociazo” que hay debajo. En cambio, irónicamente la calidad de los textos en muchos casos es mala en sus contenidos, sumado a notables errores de redacción, de imprecisiones temáticas, reiteraciones superfluas de conceptos, mala graficación tal como la presencia de páginas con fondos con colores oscuros, letras pequeñas y poco resaltantes, aspectos que dificultan el buen aprendizaje de los educandos. Eso evidencia que el MEP no tiene un departamento de control de calidad técnica (gráfica) y temática de los textos, que decida cuáles cambios se deben hacer a los textos para hacerlos más eficientes.
En el caso de la gestión de instituciones públicas y subvencionadas por el Estado, todavía hay muchas situaciones donde los docentes agreden de forma verbal y hasta chantajean a los alumnos. Al menos en el aspecto evaluativo, algunos educadores son intransigentes ante las apelaciones de los estudiantes, aunque haya errores de fondo o de diseño en las pruebas de evaluación. Y para citar ejemplos, bastaría investigar un poco más instituciones como el Colegio María Inmaculada en Moravia o el Experimental Bilingüe de La Trinidad de Moravia. También es inconcebible que, en los últimos años, los comités de evaluación de las instituciones educativas revisen los exámenes hasta después de aplicados a los estudiantes, cuando lo lógico es analizarlos antes, para corregirles defectos.
A nivel del despacho del Ministro de educación, existe una fuerte barrera que tamiza las denuncias que muchos ciudadanos envían a esa instancia. Por eso muchas cosas nunca llegan a oídos del ministro Garnier. Otras veces, pese a que sí llegan al despacho, son canalizadas a los departamentos técnicos respectivos, pero allí mueren las expectativas de soluciones, dado que la mediocridad de muchos funcionarios no les permite actuar con responsabilidad.
Aun así, la demagogia de los funcionarios y autoridades en educación es asegurar que cada vez se alcanza y se le da sostenibilidad al más alto desempeño educativo.
Realmente se evidencia cómo se ha perdido la mística y ética en el campo de la enseñanza de nuestro país.