Una derrota más era imperdonable para el Municipal Grecia que ya sumaba dos en el certamen Apertura 2018.
Tras caer en casa 1-4 ante la Liga y volver a morder el polvo contra la Universidad de Costa Rica, en el Cuty Monge, era urgente hacer valer la casa, el Allen Rigionni.
La idea sin duda era esa, pero las cosas no salían y preocupaban in extremis al estratega Walter Centeno.
Vivimos un arranque nada agradable, con dos escuadras sin poder ofensivo y lo poco que intentaban chocaba con el muro defensivo del enemigo.
Era mejor que terminaran las acciones, se imponía un duchazo, cabeza fría para analizar la forma de romper el cerrojo guadalupano.
Y así lo hicieron. En el camerino local sin duda que Paté se paró muy fuerte y les advirtió a sus hombres que sacaran la faena. Había factores en contra como una cancha suave pero igual era inconveniente para los dos grupos.
Con 180 minutos sin conocer un resultado favorable, los nervios están de punta, hay intranquilidad y aparecen torpezas e imprecisiones.
Más que sacar el chilillo Paté apeló a la calma para que sus hombres se pudieran concentrar en leer bien la partitura y sonar afinados.
El primer tanto local se dio con una subida por la lateral izquierda, diagonal en pase letal al borde del área que aprovechó de muy buena manera Kenneth Cerdas. Pisó la media luna y dentro de la zona de peligro conectó por bajo para que al minuto 58 se empezara a construir el camino del triunfo.
Otra cara, otro juego, ya no era algo tan malo para los ojos como ver soldar sin ninguna protección. Y al 69’ James Hudson puso el 2-0 definitivo.