La costarricense Noelia Fernández, de 58 años, fue asesinada por su expareja, el dominicano Víctor Mateo, de 63 años, luego de que la atropellara y la rematara a machetazos. Después se marchó en el vehículo en que viajaba la víctima.
Fernández residía en Ellsworth Avenue del Bronx, Nueva York, y estuvo 18 años casada con su victimario, quien ahora es el hombre más buscado por los oficiales del Departamento de la Policía de Nueva York.
El sospechoso, quien se nacionalizó estadounidense, es pastor de la iglesia evangélica Redentor y también se dedicaba a conducir un bus de transporte estudiantil en esa ciudad, donde buscaba a su ex para volver con ella, luego de separarse por problemas de violencia doméstica.
De acuerdo con María Fernández, hermana de la occisa, cuando Mateo la encontró le chocó el carro que conducía, donde viajaban sus dos nietos.
“Los niños se habían metido al carro, uno de ellos lo encendió y cuando el hombre vio que mi hermana iba cruzando la calle para montarse aceleró y la atropelló, mientras los dos menores salieron huyendo para ponerse a salvo.
Mi hermana intentó arrastrarse a otro sitio para ponerse a salvo, pero no pudo, mientras que el desalmado se bajó del carro que había rentado y con un machete, aprovechando que ella estaba en el suelo indefensa, empezó a agredirla en el abdomen hasta que se cansó”, narró.
DESPUÉS DE CRIMEN ALIMENTÓ PECES
La mujer, con voz pausada y aún conmocionada por lo sucedido, asegura que el sujeto pretendía matar a la familia.
“Iba a matar a los niños, pero como algunos vecinos salieron a ver lo que sucedía, se montó en el carro y se fue. Mi hermana les confesó a los paramédicos que el asesino había sido su expareja, quien era un manipulador, un lobo con piel de oveja.
Los pequeños vieron cuando se desmayó, había perdido mucha sangre, las lesiones fueron letales. Hace un mes puso una denuncia por amenazas de muerte, luego de un viaje que hizo mi hermana junto a su hija, el hombre estaba celoso, se puso fúrico”, añadió.
María aseguró que Mateo no se conformó con asesinarla. “Después de matarla se fue a la casa, sacó dos televisores, limpió la pecera, les dio de comer a los peces y el hámster, además escribió una nota donde decía que no dejaran morir de hambre a los animales. Ha sido un acto bárbaro de mucho repudio.
Hace unos días lanzó amenazas, dijo que la familia se las iba a pagar y que llorarían lágrimas de sangre, por lo que le dije a mi hermana que se viniera a mi casa, donde estuvo un mes lleno de felicidad, a pesar de que le manifesté que tomara en serio las amenazas”, indicó.
Diana González, sobrina de la fallecida, declaró a DIARIO EXTRA que trasladaron a su tía al Hospital Jacobi, en el Bronx, con profundas heridas en el rostro, cabeza, cuello, extremidades superiores, pecho y abdomen, sin embargo tras el inicio de la intervención quirúrgica la declararon fallecida.
“Era una mujer de Dios, trabajadora, carismática, recta, que amaba a sus tres hijos y a su familia. Hoy lamentamos lo sucedido y pedimos la colaboración de la ciudadanía en Nueva York para que ayuden a la policía a ubicar al asesino.
Fue un hecho brutal. Mi tía se había separado hace un año porque quería vivir en paz, luego de que la había amenazado de muerte y por su actitud machista decidió dejarlo, pero él no aceptó y empezó a seguirla hasta que lamentablemente dio con ella”, explicó.
PREDICÓ EN TIQUICIA
González agregó que su tía también se dedicaba a manejar buses escolares. “Hace varios años lo había traído a Costa Rica, en San Carlos realizó predicaciones en un lujoso hotel de la zona, mientras que en el Bronx tenía su numerosa congregación”, expresó.
Algunos vecinos manifestaron a los medios de comunicación locales que escucharon unos ruidos muy particulares, por lo que salieron de sus viviendas para ver lo que sucedía.
“El hombre llegó en su carro, se bajó y alcanzó a su ex, quien iba conduciendo, por lo que ella descendió del auto para huir, pero el desalmado logró atraparla, la golpeó brutalmente y quedó inconsciente en la calle.
La jalaba de las piernas, echó el carro para atrás, escuchamos gritos, llamamos a la policía, quisimos ayudar para salvarla, pero nos topamos con el hombre armado. Estaba dándole machetazos en la cabeza y el cuello”, narraron los vecinos.
Fernández tenía un año de vivir en ese barrio, donde los lugareños siempre la veían con dos niños, mientras que el sospechoso habita en Yonkers, zona que es vigilada por las autoridades.
La policía presume que Mateo usó el auto de la víctima para escapar porque lo halló en la iglesia donde predicaba, a 1 kilómetro de donde le dio muerte a su expareja, crimen que tiene de luto a una familia costarricense que clama por justicia.