Roma, (EFE).- Los agrupaciones políticas no lograron elegir al presidente de la República de Italia tras las dos rondas de votaciones que se celebraron ayer en la Cámara de los Diputados. Con el proceso se busca el sustituto de Giorgio Napolitano, cuyo mandato expira el próximo 15 de mayo.
Sin embargo las mismas dejaron al descubierto las divisiones internas que sufre el partido centroizquierda, liderado por Pier Luigi Bersani.
La primera votación, de carácter secreto y que duró más de cuatro horas, llegó precedida de la separación que provocó en el seno del Partido Demócrata (PD) y de la coalición de centroizquierda la decisión de Bersani de proponer al exsindicalista Franco Marini, de 80 años, como su candidato.
En esa primera votación un total de 521 de los 999 participantes se inclinaron por Marini, mientras que el jurista Stefano Rodotà, candidato del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, obtuvo 240 apoyos.
El resultado significa que además de los 162 apoyos propios de los parlamentarios y representantes de la formación liderada por Grillo, Rodotà obtuvo 78 votos más provenientes de otros grupos.
De estos, se estima que 45 pertenecían a los representantes del partido Izquierda, Ecología, Libertad, de Nichi Vendola, aliado de Bersani, quienes la víspera anunciaron su apoyo al jurista y su rechazo al candidato oficial del PD. El número de papeletas en blanco fue de 104 y 15 nulas.
Tras el fracaso de la mañana y la patente división en el centroizquierda y fuga de votos, el PD, el Pueblo de la Libertad (PDL), de Silvio Berlusconi, y la formación Elección Cívica del primer ministro en funciones Mario Monti, decidieron votar en blanco en la segunda ronda.
La acción obedeció a un alto en el camino para ganar tiempo, redefinir estrategias y en el caso del PD, elegir un candidato alternativo a Marini.
Entre los nombres que ahora se barajan, vuelven a sonar con fuerza los de los ex primeros ministros progresistas Romano Prodi y Massimo D\’Alema, que en las últimas horas habrían perdido fuerza, aunque no se descarta la posibilidad de que el PD acabe apoyando a Rodotà.