Desde hace varios días se emitió un comunicado donde indicaban que para las próximas elecciones municipales deberá existir paridad de género y nos parece bien, principalmente en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Ahora se deberá aplicar la paridad horizontal en las candidaturas a los puestos de elección popular, lo que promoverá que algunas féminas sean designadas como las candidatas a las alcaldías, puesto que históricamente, y al no existir ninguna obligación, estaban relegadas a las vicealcaldías, y era necesario que se les dejara brillar también en estos puestos importantes.
Pero resulta vital lograr que esta paridad vaya acompañada además de la idoneidad de las personas que ocupen el cargo, pues del mismo modo parece injusto pensar que a alguien le dan un puesto o se lo niegan solo por ser mujer o hombre.
En muchas oportunidades hemos visto cómo el espacio es entregado a una mujer solo porque por la paridad debe ser así, y no porque sea la idónea para el puesto, porque sea la que mejor verbo posee, porque sea la que tiene los mejores atestados ni que sea la que cumple con todos los requisitos.
Así como muchas veces la sociedad se queja de que los puestos se les dan a hombres que no los merecen, corresponde aplicar el mismo criterio para las mujeres y ser objetivos, cuando alguien no cumple, no debería de quedarse con un puesto para el que no es idóneo.
En especial porque hay tanto hombres como mujeres muy capaces, inteligentes y sobre todo muy bien capacitados y resulta injusto brindar un puesto o un cargo literalmente por lo que alguien tiene entre las piernas.
No se trata de bajar el piso a la importancia del espacio que se han venido abriendo las mujeres, no solo en el campo de la política, sino en muchos otros más, el primer paso que dieron las féminas en cuanto a esto ha sido el voto femenino y de ahí en adelante todo ha sido ganancia.
Primero estuvieron a la par de los hombres que ocupaban puestos importantes, ahora son ellas quienes los ocupan y las que desde muchas trincheras han hecho más grande nuestro país. Desde hace algunas décadas las curules, los ministerios, los despachos de las municipalidades y hasta cargos internacionales de gran renombre han sido ocupados por mujeres que han hecho que Costa Rica quedara muy en alto.
Al país aún le queda mucho por hacer y maneras en qué brindar más espacio para las mujeres, pero sí resulta relevante que ellas no sientan que se tiene la obligación ubicarlas en un puesto solo por su género, sino que sea porque se lo ganaron.
Hay que seguir preparándose y demostrar que ya no hay diferencias con el mal llamado sexo fuerte, sino que hombres o mujeres pueden desempeñar cualquier puesto.