En un artículo de opinión publicado el 5 de julio del presente año, se cuestionó la supuesta “incoherencia” en la gestión actual de los proyectos del AyA; dándole al agua un tinte político innecesario.
Algo interesante es que al final de la lectura me percato que la autora de dicho editorial no es otra que Yamileth Astorga Espeleta, quien estuvo en la Presidencia Ejecutiva de esta misma institución más de siete años y que registró más de 60 viajes al exterior en su gestión.
¿Por qué 10 años después de su gestión todavía seguimos hablando de los mismos proyectos?
La institución de aquel entonces, liderada por la autora, se enfocó en procurar fuentes de financiamiento para la ejecución de varios proyectos que tan siquiera contaban con los diseños y las factibilidades necesarias para justificarlo. En palabras sencillas, nos hipotecaron a base de ideas y no de proyectos.
Un ejemplo claro es el proyecto de alcantarillado en la GAM (PAPS) que en 2015 la expresidenta suscribió un nuevo crédito por $73 millones para financiar la obra. Sin embargo, al cierre de este año, se habrá invertido más de $250 millones y lo más lamentable es que, para concluir obras, aún faltarían alrededor de $261 millones más.
Otro triste ejemplo es el proyecto de reducción de agua no contabilizada (RANC-EE) que, por las mismas razones, siete años después, solo se ha logrado ejecutar 17,5% de los recursos. La buena noticia es que gracias al plan de aceleración de inversiones que ha implementado esta administración, esperamos, por fin, tener al cierre de este año resultados tangibles.
Es totalmente falso, como señala la expresidenta Astorga que el proyecto Orosi II estuviere casi listo en su administración. Lo cierto es que la aprobación del crédito (que de por sí, tampoco iba a ser suficiente) estaba sujeta a ciertos requisitos y condiciones; sin embargo, no existía una factibilidad actualizada ni diseños terminados para iniciar su construcción. De nuevo, se pecó en financiar ideas y no proyectos. Esta nueva administración no ha descartado este proyecto. De forma responsable, no solo hemos actualizado su factibilidad, sino que también estamos trabajando en la ruta para garantizar agua para la GAM, bajo un enfoque mucho más responsable, tomando en consideración el corto, mediano y largo plazo.
Es así, costarricenses, que podría seguir hablándoles uno a uno de los desaciertos en la planificación y ejecución de proyectos que efectivamente ocurrieron en el pasado y que tienen a la institución hoy sin respuestas ante la demanda de abastecimiento de agua en el país.
Pocos se pueden dar el lujo que tuvo la expresidenta de liderar una institución por más de siete años, suficiente para llevar a buen puerto una institución como el AyA. La verdad es que en esos más de siete años lo que existió fue la improvisación y nula planificación, que nos ha condenado a reprocesos y atrasos que nos siguen constando caro a los costarricenses. Lamentable, tampoco se heredó una institución con las capacidades de gestión suficientes para atender su misión.
¿Quién no quisiera contar con siete años para encaminar a esta institución e incidir en el cierre de brechas como las de inversión en obra pública y de acceso al agua potable y saneamiento? La señora Astorga tuvo tiempo, pero, lamentablemente, entregó una institución que lejos de avanzar, retrocedió, donde no hubo avances tecnológicos de ningún tipo y tampoco se crearon las mejoras en la gestión que permitieran un desarrollo institucional adecuado. Por eso digo: “para hablar y comer pescado… hay que tener mucho cuidado”.
En este nuevo AyA, lejos de formalizar créditos sin sustento, estamos ordenando la casa, estamos realizando análisis técnicos responsables, estamos buscando modelos novedosos de gestión de proyectos y no simplemente endeudándonos. Estamos impulsando lo que hace más de 10 años se tuvo que haber hecho.
Hoy la ciudadanía exige resultados inmediatos. Exige soluciones para abastecer de agua potable y saneamiento para llevar desarrollo y crecimiento a cada rincón de este país. También, hoy la ciudadanía exige una gestión responsable de nuestras instituciones públicas. Hoy, en este nuevo AyA, tenemos el firme compromiso de no hipotecar el futuro de nuestros hijos y nietos con malas decisiones como en el pasado.
*Presidente Ejecutivo del AyA