El programa de pago por servicios ambientales experimentó un desplome a lo largo del último año, pues el área anual contratada disminuyó alrededor de un 83,1% en 2021, según el Informe Estado de la Nación 2022.
El análisis se encuentra específicamente en el apartado del debilitamiento de las capacidades institucionales que compromete los logros históricos del país en materia de conservación.
Este programa refleja un mecanismo de financiamiento para el manejo, la conservación y el desarrollo sostenible de los recursos del bosque y de la biodiversidad, el cual nació en la administración de José María Figueres Olsen.
De acuerdo con el informe, la razón por la cual se produjo el desplome en su rendimiento obedeció a limitaciones presupuestarias.
El Informe Estado de la Nación enumera que la cobertura pasó de 35.463 hectáreas en 2020 a 5.997 en 2021, lo que representa una menor extensión colocada desde 1997.
En tanto que el comportamiento de los incendios forestales dentro de las áreas de conservación vislumbra una tendencia decreciente; es decir, pasaron de 8.012 hectáreas en 1998 a 869 para 2021.
CAMBIOS REGIONALES
Karen Chacón, investigadora del Programa Estado de la Nación, indicó que, aunque los esquemas de protección y manejo sostenible de las áreas de conservación tuvieron efectos positivos, hay cambios regionales económicos.
Citó los casos de la cobertura forestal y la regeneración de ecosistemas, pero dichas modificaciones regionales estarían causando presiones que debiliten los esfuerzos en conservación.
“Estos cambios responden al desarrollo acelerado de actividades con impacto local, por ejemplo, el turismo masivo en Guanacaste, el desarrollo inmobiliario o el aumento de cultivos como la piña, entre otros.
En este contexto el informe realizó una investigación sobre las presiones a la conservación con énfasis en las zonas cercanas a las áreas de resguardo, en las cuales el desarrollo de actividades humanas puede afectar los recursos naturales protegidos, así como aquellos que están fuera de la jurisdicción directa de los gestores”, precisó Chacón.
ESQUEMAS DE GESTIÓN
La investigadora agregó que en términos generales encontraron que los esquemas de gestión presentan bajos índices de restricción a las actividades humanas, como los que están en áreas que bordean las áreas silvestres protegidas.
Dijo que estos buscan contener o amortiguar las presiones, pero evidencian tendencias en el uso de suelo similares a las zonas sin ningún tipo de manejo.
Comentó que los hallazgos fueron exploratorios, por lo cual el tema debe analizarse en el futuro, aunque existen “alertas” sobre posibles afectaciones a las áreas silvestres protegidas.
Indica el informe que las áreas silvestres protegidas bajo esquemas altos o intermedios de protección, como parques nacionales o humedales, logran contener presiones humanas como deforestaciones o cambios en el uso de suelos.
EXPLOTACIÓN DE ECOSISTEMAS
Las presiones a la conservación se observaron en el estado de las especies del país, de acuerdo con el informe.
En 2021 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza catalogó cerca de 567 especies presentes en Costa Rica en peligro o vulnerables.
Chacón indicó que la cifra representa en números absolutos 54 más respecto a 2020.
“Los datos disponibles sugieren que en algunos casos hay una sobreexplotación de los ecosistemas. Un ejemplo es lo que sucede con los tiburones.
En 2020 la cantidad de aletas de tiburón desembarcadas en el país superó el promedio del periodo 2010-2020, que era de 180.577 kilogramos, alcanzando 200.126 kilogramos”, añadió Chacón. Costa Rica reportó un incremento del 91% en los desembarques totales de pesca entre 2010 y 2020, mientras que para 2020 se desembarcaron 12 millones de kilogramos más con respecto a hace una década.
El informe reveló que existe una actividad que contribuye a la conservación de los recursos pesqueros como la pesca artesanal en pequeña escala.
Enumera que brinda beneficios a la biodiversidad marino-costera y que colabora a la seguridad alimentaria de las familias pesqueras, las cuales fungen como poblaciones costeras vulnerables.