Luego de extraños acontecimientos que ahora están en investigación por parte de las autoridades, un hombre de 26 años perdió la vida dentro de una de las celdas de una delegación policial en Chacarita, el pasado 3 de diciembre, por lo que el dolor embarga a la familia del fallecido. El Periódico del Pueblo conversó con el padre del joven, William Rodríguez, quien asegura que la tristeza no se va.
“Estamos pasando la tormenta, el caso está en investigación. El abogado es el que se encargará de toda la situación, no me he querido meter para no interferir, yo se lo dejé todo a Dios, que Él sea el que se encargue de que se haga justicia, que todo salga a la luz. No quiero que quede impune la muerte de mi hijo, ahí han muerto 5 personas, todos impunes, y trataré que lo de mi hijo no sea uno más”, expresó el padre.
Rodríguez aseveró que, en más de una ocasión, se han presentado agresiones irregulares por parte de oficiales de Fuerza Pública. Hace unos días, incluso hubo una discusión en plena vía pública.
“Hace como tres días se dio una situación, unos oficiales vapulearon a un hombre muy mayor, de unos 74 años de edad, se dio frente a la comisaría. Había muchos vecinos afuera que vimos cómo lo tomaron del cuello. Del caso de mi hijo no dicen nada, ni lo van a hacer”, enfatizó.
Deiber Rodríguez Orellana, el joven de 26 años que apareció sin vida en la delegación policial de Chacarita en Puntarenas, era padre de dos menores de 8 y 7 años, quienes también lamentan y viven en carne propia el no tener a su papá.
“Sí, él tenía 2 hijos, no se les contó directamente qué pasó, pero saben que su padre ya no está, el menor ha estado un poco en depresión, pide que lo lleven al cementerio y cosas así. Hemos solicitado ayuda psicológica, ahora yo soy el que está a la cabeza y he tratado de ser fuerte para mi familia. Nosotros estábamos muy contentos, hace 5 meses que mi hijo recibió a Cristo en el corazón”, externó.
NO HUBO AGRESIÓN
Rodríguez asegura que las cosas no sucedieron como se rumoraba en algún momento, nunca hubo una agresión a nadie de su familia e incluso sus vecinos están consternados por lo que pasó.
“Con mi hijo compartí momentos felices y otros no tanto, como toda familia, pero su jovialidad, su sonrisa, era muy especial. Lo que pasó, causó un gran impacto en la población, incluso hay gente que se lamenta, cuando pasó lo que pasó, mi hijo estaba solo en la celda. De hecho, nada fue como se dijo, en ningún momento hubo violencia doméstica en la casa o hacia alguien”, aseveró. Según la versión preliminar de los agentes judiciales que investigan el caso, oficiales de Fuerza Pública recibieron un llamado de una presunta violencia doméstica en un barrio en las cercanías, pero el progenitor subraya que nada de lo que se indicó se produjo de esa forma.
“Vino la Policía diciendo que había una llamada de violencia doméstica, todavía buscamos a ver quién hizo la llamada. Primero dijeron que fue a la esposa que agredió, cosa que no fue así, ella estaba en Nicaragua, y después dijeron que a mi esposa, cuando tampoco fue así. Es cierto que había pasado una situación, pero muy diferente a violencia doméstica”, explicó.
Rodríguez asegura que los oficiales ingresaron de forma muy particular a su vivienda e incluso hicieron amenazas en contra de su hijo. “Llegaron, se metieron, cuando llegaron, mi esposa hablaba tranquilamente con él, no hubo agresión, como le digo fue otro el detonante. Cuando los policías ven a mi hijo, se le tiran encima y uno de ellos le dijo cuando lo vieron a la cara ‘sos vos tal por cual, y empezó a golpearlo en la casa”, expresó el padre.
El progenitor aduce que lo último que hizo con su hijo fue despedirse, él iba para el trabajo y Deiber se quedaría junto a su madre para acompañarla.
“Yo iba a ir a trabajar, él se despidió, me hizo una cruz en la frente y me dijo ‘tranquilo, pa, yo me quedo con mamá’. Ya luego me llamaron, me contaron todo, mi esposa llevó una mudada y pidieron información, pero se la negaron. Yo también traté de llamar y preguntar, pero el policía, que incluso es un vecino, me la negó”, lamentó.
Este dolido padre asegura que la tristeza lo embarga, incluso ha tenido que llevar a su esposa al hospital del sitio, porque no se ha sentido bien y ha estado algunos días muy afectada por la depresión. “He llorado, pero tengo que ser fuerte y seguiré agarrado de la mano de Dios”, finalizó.